La Gran Evasión

La Gran Evasión

sábado, 18 de diciembre de 2021

348 - La Regla del Juego - Jean Renoir 1939

 Esta joya de Renoir no fue entendida en su momento, al borde del peor conflicto mundial de la historia el público no aceptó un film que de alguna manera le estaba señalando, representaba una sociedad en decadencia, frívola y caprichosa, en la que los sirvientes imitaban a los burgueses.  Bajo una apariencia divertida el monstruo de la guerra corría por los campos del castillo, en la caza de conejos y faisanes , en los disparos del guardabosques Schumacher, un alsaciano que asegura que en su tierra saben como quitar de en medio a los furtivos y gentes de mal vivir. 

La hipocresía, los protocolos y la mentira de unos personajes vacíos y juerguistas. Octave responde a  su amiga, como no van a mentir ellos, pobres mortales, si mienten los prospectos de las medicinas, los noticiarios, las películas, los gobiernos. Son las reglas del juego, las convenciones sobre lo apropiado y la doble moral, la suciedad se esconde bajo la alfombra. Este film no es una celebración del amor aunque se inicie con los libertinos versos de las bodas de Fígaro, de Beaumarchais:

Corazones tristes, corazones fieles que culpan al amor ligero

Cesad vuestras peticiones crueles ¿Es un crimen cambiar?

Si el amor da alas, no son para volar?

La secuencia inicial es genial en su construcción fílmica, una reportera narra, abriéndose paso entre la multitud,  el aterrizaje del advenedizo aviador  -Roland Toutain- héroe romántico, fuera de lugar en ese círculo de casquivanos, furtivos y acomodados, enamorado de Christine -Nora Gregor-, la indecisa esposa del aristócrata . Octave, interpretado por el mismo Jean Renoir, es un personaje bisagra, el intelectual frustrado, un perdedor desclasado, desde dentro del film dirige los enredos a su alrededor. En la fiesta final se vestirá de oso y nadie le ayudará a quitarse el disfraz. 

La espontaneidad , la vanguardia de un maestro,  parece que hablan y actuan de modo improvisado, gente que sale de plano , la vida entra y sale de esas estancias,los reencuadres en interiores, los barullos en los pasillos, los bailes, la representación de los autómatas y el organillo del marqués. Renoir amaba ese plano que barre los muñecos al son de la música y se para en el rostro emocionado de Marcel Dalio, que se seca el sudor con una mueca pueril. 

RG

Esta noche miramos de cerca la actividad y costumbres de estos ciudadanos a través de la lente de Jean Renoir...

Rosario Medina, Zacarías Cotán, Salvador Limón y Raúl Gallego

 

 



No hay comentarios:

Publicar un comentario