La Gran Evasión

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sábado, 12 de junio de 2021

327 - Billy Elliot - Stephen Daldry 2000

Billy escucha los discos de su hermano mayor y disfruta saltando al ritmo del Cosmic Dancer de T Rex, haciendo cabriolas en el aire, inventando movimientos eléctricos cada mañana en su camino diario al colegio. Bailar es divertido, esa magia que siente en su interior le permite olvidar que ya no está su madre, que su padre ya no es el de antes, que últimamente hay poco dinero, ni siquiera para leña con que calentarse en el frío invierno.  A Billy no le gusta el boxeo, ni los guantes de su abuelo, tradición sacra y honor patriarcal. Él se abraza al saco de arena y observa los movimientos de las bailarinas, el uno, dos, tres, cuatro de la intructora de ballet, la señora Wilkinson (Julie Walters). El chico se enfrentará con su padre – Gary Lewis- y su entrenador de boxeo – Mike Elliot, un comediante muy conocido en el Reino Unido, autóctono de la zona-. No entienden que un muchacho quiera bailar, eso es cosa de niñas. 

El individuo frente a la comunidad. Esa comunidad en la segunda parte del film le apoyará, y llegará a recaudar una colecta para que pueda entrar en la Escuela de Ballet de Londres. Al principio, su abuela parece ser la única que le entiende, la anciana recuerda su afición por la danza . Difícil cultivar esa vocación en un entorno humilde, y más aún si eres un muchacho. Billy tendrá que enfrentarse a  la tradición y los prejuicios. El baile es cosa de mujeres.  Y en otro plano, la comunidad frente al poder, con en el contexto de las huelgas de los mineros en contra de la política de la administración Thatcher en 1984. El padre y su hermano mayor dirimen una lucha por su sustento,que terminaron perdiendo ante el neoliberalismo salvaje de los ochenta. 

En su debut en la gran pantalla el director Stephen Daldry realiza una comedia dramátíca en contacto con la escuela británica de Stephen Frears o Mike Leigh. Asistimos a las vivencias y el reconocimiento del fuego interior de Billy Elliot. Su pasión es bailar, en cualquier sitio, sobre las azoteas, por las calles conocidas al dedillo, entre las casas bajas y uniformes de ladrillo rojo, en un gimnasio de boxeo con olor a sudor y cambiando las botas y el casco por unas zapatillas de ballet. El actor elegido fue Jamie Bell, entre varios miles de niños. Jamie tenía cierta experiencia como bailarín y sentido del ritmo, así dio el tipo perfecto para el protagonista de este cuento de cisnes y de patitos feos, de frustración y perseverancia. 

Esta noche hablamos sobre aspiraciones, zapatillas de ballet y estereotipos...

Zacarías Cotán, Julián Nogales, Salvador Limón y Raúl Gallego. 







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