La Gran Evasión

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lunes, 15 de marzo de 2021

314 - Accidente sin Huella - Claude Chabrol 1969

La bestia debe morir, el hombre muere también; sí, ambos deben morir. Eclesiastés, 3, 19. 


La muerte súbita de un hijo en edad temprana es uno de los golpes más duros que la vida puede asestar. Si eres un hombre viudo, con posibles, lo que sobra es tiempo y paciencia, desde el día en que su hijo fue atropellado por alguien que se dio a la fuga, Charles dedicará su existencia a elucubrar hipótesis, a buscar una aguja que nunca se esconderá en un pajar, encontrar al responsable que se llevó por delante lo que más quería, y matarlo. A Charles le han cambiado los esquemas. Buscar la aleta abollada del coche en todos los talleres de las inmediaciones, tarea de locos, ni la policía se plantea ir peinando la zona sin ton si son, sin pruebas ni evidencias. Y de pronto, una concidencia, un charco de barro, y un lugareño del pueblo dando pistas, hablan sobre una actriz de televisión conocida cuyo coche quedó atascado en el mismo sitio que el de Charles, que iba acompañada por un hombre zafio y malencarado.  Poco a poco se irá deshaciendo la maraña,. Charles solo piensa en la venganza, aplicará su propia justicia, la Ley del Talión

En Muerte de un Ciclista (Juan A Bardem) la pareja que atropella a la víctima huye del lugar sin prestar auxilio, Accidente sin Huella se inicia con un montaje alterno, un niño con un impermeable amarillo vuelve de pasear por la playa, un coche avanza, oimos el ruido del motor, los canturreos del chico, sabemos que en breves momentos va a ocurrir algo, se masca la tragedia. 

Personajes enfrentados a situaciones límite, un padre obsesionado – un contenido y sutil Michel Duchaussoy- , una actriz de televisión con poca estabilidad emocional – Caroline Cellier- y un cuñado bruto, sin modales, sin compasión (gran trabajo de Jean Yanne).

En su época de madurez, en la que realiza en poco tiempo títulos tan valiosos como Al anochecer, Las Ciervas , La mujer infiel o El Carnicero. Chabrol disecciona las miserias de la familia burguesa, la mezquindad de un patriarca déspota, sin empatía, el rencor del hijo hacia el padre vejador, la última palabra de un tipo con cara de buena persona, escritor de libros infantiles, que quiere matar. 

Porqué los hombres al final morimos como las bestias, nuestros destinos son los mismos. El hombre y la bestia deben morir, así está escrito. 

Esta noche, Raúl Gallego, Salvador Limón y Zacarías Cotán conversan sobre la venganza, la culpa,  triángulos imposibles y un viaje sin retorno.

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