La Gran Evasión

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sábado, 30 de enero de 2021

308 - Viva la Libertad - René Clair 1931

El trabajo es salud. Lo dice el profesor en el aula, la doctrina ya se inocula desde la infancia. En prisión también se trabaja. faltaría más, y entre barrotes y hormigón uno se dará cuenta del verdadero valor de la libertad. Algún día se volverá a sentir el aire fresco en el rostro, tirarse en un prado, aunque contra el cielo se recorten las feas chimeneas de la fábrica. De nuevo el hollín, el cemento, el trabajo alienante y repetido. 
Tras el estreno de Viva la Libertad, el francés René Clair, uno de los pioneros, avisó a los que se tomaban todo muy en serio y afirmaban que el trabajo es sagrado, que mejor no acudieran a las salas a ver su última obra. Y es que la irreverencia de Groucho y sus hermanos, el slapstick de Oliver y Hardy, y un toque muy subversivo podían sacar de quicio a más de uno. 
El paralelismo entre los trabajos de ensamblaje en la cárcel, en un maravilloso inicio vemos en primer plano unos caballitos de madera que pasan de mano en mano, al trabajo en cadena de la fábrica de gramófonos, las nuevas tecnologías piden paso. 
El encanto y la gracia, el estilo de Clair, musical, imaginario, en los inicios del sonoro encontramos joyas como esta exaltación de la amistad. Los dos compañeros repetirán guiños, muecas y abrazos en su segundo encuentro tras el encierro, uno empresario y triunfador, el otro romántico y chaplinesco. Por cierto, Chaplin tomaría nota de las secuencias del trabajo en cadena y la esclavitud que implica la revolución tecnológica en su obra maestra Tiempos Modernos, rodada pocos años después. René Clair siempre se sintió orgulloso de inspirar al pequeño vagabundo del bombín. 

RG


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Hoy nos visita un viejo y olvidado Director, el gran René Claire, con una pequeña joya, Viva la libertad.

Una obra imprescindible, amable, inocente, luminosa y divertida; precursora y referencia innegable de la obra maestra de Chaplin, Tiempos Modernos.
Viva la libertad es de 1931, como su titulo indica, es todo un canto a la libertad en letras mayúsculas, un bello gesto reivindicando el libre albedrío, el amor, y sobre todo, la amistad. Una visión pura e inocente sobre la propia vida.

Un historia sencilla, cine a medio camino entre el slapstick, el cine mudo, el vodevil y el incipiente cine sonoro.
Con una estructura narrativa que mezcla canciones y diálogos; situaciones que van desarrollando esta pequeña gran historia, con la entrañable banda sonora de George Auric.

René Claire es un director a reivindicar, de obra ecléctica, con incursiones sobresalientes en Hollywood, no muy bien tratado por la Nouvelle Vague. Viva la Libertad desprende ese aroma a Buster Keaton, a Harold LLoyd, a Oliver y Hardy, al maestro Chaplin, sin la lírica de éste, pero con un mensaje similar, de concordia y humanismo, sin olvidar un tono de denuncia meridiano.
Es espeluznante como esta sencilla historia de Claire predice  la deriva totalitaria y oscura que vendría poco después, desde el Nazismo al Capitalismo Salvaje, a la producción en masa, un mensaje fascinante, contextualizado en una película de 1931.

Un mensaje subversivo una noche mas: “para nosotros… la libertad”, un bien no negociable, que supera y sobrevive a las putadas del destino, a cualquier circunstancia; sin libertad, sin libre albedrío, no somos nada...
Es nuestro bien más preciado. 

Esta noche, interrumpimos el monótono sin fin de la cadena de montaje, junto a la inocencia pura de Emile y la redención de Louis: Raúl Gallego, Salvador Limón, Gervi Navío y Zacarias Cotán.

Gervasio Navío Flores.




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