La Gran Evasión

La Gran Evasión

sábado, 28 de noviembre de 2020

299 - Tras la Pista de los Asesinos - Bud Boetticher 1956

 Tras la pista de los asesinos es pura esencia destilada del Western. Budd Boetticher es uno de los grandes del género, un contador de historias sencillas y al tiempo, profundas. Un director a reivindicar,  que  puede estar sentado tranquilamente en la mesa junto a Mann, Hawks, Wellman, Walsh…..o el maestro Ford. Siempre bien acompañado por su prolongación en la pantalla, por Randolph Scott, El Cowboy por excelencia.

Tras la pista de los Asesinos es un gran Western, la serie B se difumina en esta película, donde convergen un trio magnifico, una historia escrita por Burtt Kennedy, la espléndida dirección de Boetticher, apoyada en la presencia física y moral de Randolph Scott.

Una de las obras cumbre del director junto a Estación Comanche o Cabalgar en Solitario, obras que comparten un leitmotive: La obsesión, el dolor de un hombre para cumplir su misión, para cerrar una herida, de la que se siente responsable. 

Randolph Scott es Ben Stride, un Sheriff sin estrella que persigue a una banda que dio un golpe en Silver Springs, persigue a los asesinos de su mujer....Datos que nos va soltando Boetticher a través de elipsis, de diálogos cortados a cuchillo y a través de la cruda y seca acción.  Es difícil plasmar la complejidad de un ser humano en imágenes, y Boetticher lo conseguía, cincelando todas esas ideas en el rostro pétreo de Randolph Scott. Un tipo con cara de palo, pero sus ojos eran capaces de transmitir anhelos, traumas pasados, temores, odio y amor...Un hombre con una misión, que en el camino encuentra a una pareja de colonos, el recuerdo de su mujer se materializa en la Señora Greer, la dulce Gail Russell, con pasajes de una hondura desbordante, la escena del río por ejemplo. En la caza se le unen dos tipos siniestros, con un villano inolvidable, la mirada de Lee Marvin atraviesa a los espectadores y devora a la Señora Greer. El deseo y la codicia, tomando forma en unos ojos azules demenciales.

Boetticher arranca esta historia con una secuencia antológica, donde define el carácter de su protagonista y en apenas una hora y cuarto compartimos cacería y muerte, compartimos el latir de un amor. Cabalgamos con el recuerdo eterno de Señora Stride, con los ojos que se debaten entre el amor y la venganza, entre la justicia, el maldito orgullo y la muerte. En ese filo siempre andan los héroes  del amigo Budd Boetticher.

Otra noche más estamos a vueltas con el pasado, con las decisiones tomadas, con los actos que cometimos y las consecuencias de estos, otra noche mas nos topamos con la condición humana….

Refugiados en la carreta del Cine, compartimos una taza de café, sin dejar de mirar a los arrebatadores ojos a Gail Russell….Salvador Limón, Zacarías Cotán, Raúl Gallego y Gervi Navío.

DALE AL PLAY Y ESCUCHA EL PROGRAMA


 

 


En Tras la pista de los asesinos el cowboy no abre el telón a lomos de su montura bajo un sol de justicia. Camina de noche, cansado y roto por dentro, arrastrando la tragedia que le acompañará hasta el último suspiro. Stride encuentra a dos tipos al calor de una candela, le ofrecen café al recién llegado, poca épica encerrará su respuesta al ser preguntado por su caballo, lo han robado los Chiricahua para comérselo. Serán sus últimas explicaciones, son los primeros ajusticiados, deben pagar el asesinato de su esposa. Le quedan cinco. 
Stride, un Randolph Scott de facciones curtidas, empuña el rifle como si formara parte de su antebrazo. Ya no siente miedo a morir, solo le preocupa irse al otro barrio sin cumplir su misión. En el camino se encuentra con un matrimonio con dificultades para sacar su carromato del fango y les ayuda, más tarde dará con dos rufianes conocidos, entre ellos el cínico Masters -estupendo Lee Marvin-, y se unirán a la pintoresca comitiva. a la busca del botín de los fugitivos que atracaron la Wells Fargo. Masters, que conoce el pasado de Stride y fue encerrado dos veces por él cuando era sheriff, se fijará en la belleza la mujer del colono. 
"Seven men from now" abría el ciclo Ranown de Boetticher, una serie de siete películas protagonizadas por Randolph Scott que siempre cuentan la misma historia en el fondo, un hombre solo torturado por la pérdida de su esposa, y sus ansias de venganza. La pluma de Burt Kennedy y el saber hacer de Boetticher, un montaje ágil y las tomas de paisajes naturales, áridos y pedregosos como el rostro de Scott, ríos idílicos donde lavar a los caballos y escuchar la voz de la señora Greer -Gail Russell- mientras se baña tras los matorrales. Otro de los encantos de un film que condensa una historia sencilla, diálogos típicos y momentos de serena poesía como el del río y la expresión de Scott al escuchar el canto de la mujer, que le recuerda algún momento del pasado con su esposa. 

 Raúl Gallego



















No hay comentarios:

Publicar un comentario