La Gran Evasión

La Gran Evasión

miércoles, 2 de septiembre de 2020

287 - El Quimérico Inquilino - Roman Polanski 1976

 

“El quimérico inquilino” fue rodada en Francia con un presupuesto de dos millones y medio de dolares. Con este filme, Polanski vuelve a los ambientes tan maravillosamente descritos en “La semilla del diablo”, después de haber realizado una incursión en el cine negro, “Chinatown”, y en el divertimento puro “¿Qué? “. 

“El quimérico inquilino, cuyo rol incorpora el mismo Polanski, es un insignificante personaje, tímido, retraído, introvertido, y condenado a la eterna mediocridad, que encuentra un apartamento vacío donde se ha suicidado una chica. El ambiente de la casa es de lo más misterioso. Los vecinos vigilan estrechamente el comportamiento del nuevo inquilino que, movido por una extraña fuerza, va adquiriendo la personalidad de la chica que se tiró por la ventana. Polanski-director ha narrado el filme con su habitual maestría, dejando pistas en suspenso que nunca serán explicadas en su transcurso, pero que encuentran su lógica en la totalidad del relato, comprendido en el desdoblamiento de personalidad que realiza Polanski-actor. Para crear una situación de más angustia, el realismo fantástico de La semilla del diablo se vuelve aquí naturalismo transparente, que va girando progresivamente hacia la fantasía que el inquilino, en su locura, va formando en su cerebro.

Lentamente, lo que parecía fascinación hacia la suicida, se va convirtiendo en dependencia, hasta llegar a la total interpenetración, lograda en el último acto del inquilino, suicidándose dos veces ante la mirada agresiva, provocada por el delirium tremens, de los vecinos del edificio.

El ambiente creado por Polanski, con la eficaz colaboración de la cámara de Nykvist y la música de Sarde, es perfecto, como lo es la narración del relato. El inquilino, al igual que Rosemary en “ La semilla del diablo” pasa de la sorpresa a la paranoia de sentirse extraño, a sentirse perseguido. Y la gradación del personaje, en una creación extraordinaria del director, se consigue paso por paso, sin rupturas de tono ni de ritmo, sin sobresaltos, marcando las escenas con un desarrollo lineal in crescendo que desemboca en una final aparentemente ilógico, pero profundamente real. El inquilino se imagina cosas, su relación con los vecinos es violenta, casi no existe comunicación; la contante presencia de lo suicida, los habitantes, el mismo fantasmal caserón que alberga unos personajes siniestros, que se pasan larguísimos ratos perdidos en el retrete mirando la pared. Y hay que anotar la lentitud del filme, pero como una virtud y no como un defecto, para comprender debidamente y en el mismo plano, la transformación del protagonista. Una lentitud, exasperante en ocasiones, pero nunca en vacío ni hacia atrás, sino siempre como una consecuencia lógica y razonada. Las presuntas extravagancias de Polanski pueden dar la impresión de que intenta realizar una nueva parábola dominada por fuerzas extrañas o demoníacas, pero nada de eso es un problema del filme ni de Polanski, sino de los traumas de sus espectadores. “El quimérico inquilino” es para mí el mejor filme del director después de “La semilla del diablo”, por la perfecta maestría al contar una historia entre el sueño y la realidad, entre el bien y el mal, entre la vida y la muerte, y por haber llegado a hacer sentir a unos personajes que viven, son reales, y se muestran extraños en la imaginación de su víctima. El estilo de Polanski, más vigoroso y joven que nunca, encuentra un perfecto entendimiento con un tema original y conocido, cotidianamente extraño, cual es el drama de la muerte en vida, la absorción de la personalidad en una atmósfera sordidamente brillante. El cine respira.

Zacarías Cotán

Esta noche extraemos un diente de un agujero en la pared...

Zacarías Cotán, Fran Romero, Salvador Limón y Raúl Gallego


DALE AL PLAY Y ESCUCHA EL PROGRAMA


 

 



No hay comentarios:

Publicar un comentario