Una de las grandes secuencias del film tiene lugar en la discoteca. En un juego de miradas, al son de la romántica balada de Ornella Vanoni los personajes se observan, se desafían. La expresión azul e impasible de Alain Delon suaviza el tono fúnebre general del largometraje, que se asienta en el mismo título, el libro de poemas que ha escrito Dominici. La primera noche del descanso, cuando ya ni se sueña, porque no hay recuerdos ni deseos, por tanto no hay dolor. Dominici se reencontrará con su idealizada musa una noche de tormenta, la besará casi con la misma pasión con que John Wayne besó a Maureen O´Hara en las praderas irlandesas. El penúltimo film del poco reconocido Valerio Zurlini es un melodrama con tono existencial y pocas esperanzas. La apatía del protagonista, solo interesado en encender un cigarrillo tras otro, hasta que encuentra a alguien aún más perdida, Vanina. La muchacha oculta una turbia relación con un novio que ejerce de proxeneta. Será la tabla de salvación o el final del profesor. O quizá este hombre ya caminaba muerto mucho antes de entrar en el instituto de Rimini, un fantasma abatido en la niebla.
Raúl Gallego
Esta noche asistimos a las honras fúnebres de un hombre que añora la quietud... José Miguel Moreno, Zacarías Cotán, Fran Romero y Raúl Gallego.
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