La Gran Evasión

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jueves, 2 de abril de 2020

265 - Liberté - Albert Serra 2019

Único y escandaloso, Albert Serra vuelve a sorprender al personal con su poema sobre la noche. Una noche de lascivia y libertinaje en un bosque alemán durante el siglo XVIII. Un grupo de libertinos procedentes de la Corte de Luis XVI desea continuar sus sádicas aficiones en el destierro. Serra, provocador como nadie, nos convierte en voyeurs, sentados en la butaca quedamos en nivel paralelo al gordinflón que mira furtivo entre los matorrales. La frustración del deseo más perverso y la imposibilidad del goce más abyecto.En la bacanal las concubinas reciben azotes encantadas, otros practican la lluvia dorada, el sexo entre duques, criadas y sirvientes más allá de cualquier consideración moral. Como en toda su obra, Serra juega con el fuera de campo, con la confusión, con la performance abierta a lo espontáneo, en plano sostenido adivinamos los cuerpos sudorosos, los rostros demacrados, desde el interior de la calesa se escuchan los jadeos. Los gritos en la oscuridad se unen a los graznidos de pájaros, los chasquidos de ramas, el aire, la lluvia llega y acentúa la sensación hipnótica, la atracción de lo desconocido.
La literátura erótica de Sade y el Saló de Pasolini subyacen en el malditismo y la perversión. En el prólogo se narra el descuartizamiento de un infeliz que planeó el asesinato del rey Luis XV. Las palabras laceran más que los latigazos de los depravados. 

 Raúl Gallego

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Liberté es la obra de un autor, Albert Serra, un autor desatado, en pleno apogeo de libertad y provocación, de libertinaje creativo y cinematográfico. Genio para unos, el monarca de un albañal de performances insustanciales para otros. Lo que si está absolutamente claro es que Albert Sierra tiene voz propia, su cine incomoda, repele y atrae al mismo tiempo. En el pase al que asistí (con público “normal”), en los primeros diez minutos de proyección se iría casi un tercio de la sala, muchos “neófitos” que no sabían a lo que iban, se marcharon estupefactos ante el primer miembro viril que asoma en ese bosque nocturno, de pesadilla y erotismo mal sano. Yo, he de confesar que me pregunté: ¿Qué demonios hago viendo esto? Pero fui incapaz de moverme de mi asiento.
Tras los 132 minutos, un regusto agrio y sucio flota en el ambiente, no sólo Boccaccio y el Decamerón, también está Sade, Rabelais, Pierre de Brantôme, o el mismísimo Apollinaire. Literatura erótica enferma, perversiones, adicciones inconfesables, parafilias, relaciones furtivas, desagradables y ponzoñosas…. Realidades intrínsecas a los hombres, por muy desagradables y repulsivas que sean, también forman parte de nosotros, negarlo es inútil. Un bosque espectral es el escenario, cae la noche y se puebla de figuras acechantes, malsanas, aberrantes, que se manosean, miran, soban y comparten fluidos entre el sonido incesante de los grillos y la exención de las sombras. Libertinos expulsados de la corte de Luis XVI, Madame de Dumeval, el Conde de Tesis, el Duque de Wand, y sus lacayos, al encuentro del legendario Duque de Walchen. Francia, Italia y Alemania expandiendo el Libertinaje, las novicias de un Convento cercano, la prueba y el sentido de todo este mundo indecoroso. Con la llegada del día se disipan las sombras y la impunidad de la noche se desvanece, poco a poco nos vamos acostumbrando de nuevo a la luz. Ese bosque lleno de espectros pierde su misterio, para mis pesadillas quedarán un ser aberrante, un muñón ensangrentando, una cara desfigurada que ríe mientras es objeto de vejaciones impronunciables; una crucifixión bañada en inmundicias; quedará una tormenta de desesperación y contradicciones que me acompañará durante mucho, mucho tiempo.... Necesito llegar a casa y tomar un ducha caliente después de esta experiencia, estoy exhausto.

Gervasio Navío Flores.

Solo, ahí va él. Coños, pollas que no existen, con hembras sobrehumanas. Con una .mirada a lo Douglas Sirk, de espacio clásico y siniestro, veraz y verdad. Un maestro, un origen. Bello.

José Miguel Moreno

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