La Gran Evasión

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domingo, 26 de mayo de 2019

226 - El Gran Silencio - Corbucci 1968

La truculencia y la melancolía se citan en el western deformado por el objetivo de Sergio Corbucci. Silencio (Jean-Louis Trintignant) cabalga, su montura boquea, exhausta se abre paso entre la nieve, es el año de la gran ventisca. El hombre de negro maneja su Mauser con pericia, su trauma le persigue, la muerte es su única compañera, en sus ojos de plata la desolación da paso al odio, los disparos destrozan los pulgares de los cazarrecompensas, apuntar a las manos antes del tiro de gracia. El rojo de la sangre contra el blanco de las montañas nevadas de Utah.
Klaus Kinski es un sádico sibilino, prefiere entregar a los fugitivos ya muertos. Mercenario de siniestro atuendo, tocado con mascota y un pañuelo negro, el diablo asoma en el umbral de un mundo atroz y mata sin hacer preguntas . En todas las épocas hubo hombres y mujeres que se aprovecharon de la coyuntura y dieron rienda suelta a sus instintos más sádicos, uno de ellos es Tigrero.
La legalidad la representa un sheriff torpe con buenas intenciones. Según las malas lenguas, durante el rodaje Klaus Kinski le dijo a Frank Wolff que no le gustaba trabajar con judíos, ya que él era alemán, después, el actor de esquizofrénico gesto se justificó afirmando que quiso despertar el odio en el personaje del Sheriff.
Cuando se tiene el alma perdida una mujer morena puede aliviar las heridas, aunque sea una sola noche, al día siguiente el dolor hondo volverá , el pistolero mudo conoce su destino, su grito no se oye, el alarido de Munch resuena en sus entrañas y nos recuerda el martirio de todos los famélicos proscritos, de los desesperados que vagan por los campos. Mientras tanto, el usurero sigue amontonando billetes sucios.
Frente a los westerns clásicos de Ford, Hawks o Raoul Walsh, cineastas italianos como Leone, Sollima o Corbucci retrataron un viejo Oeste sin compasión ni apenas humanidad. El personaje de Jean Louis Trigtinant siempre espera que su rival saque su arma antes de liquidarlo, la ley de la propia defensa, Tigrero conoce su juego, el psicópata parece protegido por un halo maligno.  El fatalismo de un tremendo final queda grabado con letras de fuego en la historia del cine, los distribuidores en Estados Unidos lo vieron tan tenebroso y transgresor que prohibieron la proyección de la película.

Raúl Gallego

Esta noche ponemos rumbo al poblado de Snow Hill sin transportar cadáveres congelados... 

José Miguel Moreno, Gervi Navío y Raúl Gallego.

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