La Gran Evasión

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lunes, 20 de mayo de 2019

225 - Al Servicio de las Damas - La Cava 1936

“La gente que recoge gatos extraviados dice que son las mejores mascotas”.

En la vida a cada uno le toca jugar su partida, los designios de la fortuna no acompañan últimamente a nuestro hombre Godfrey, un tipo tranquilo en horas muy bajas, de barba rala y porte distinguido. En tiempos de crisis cualquiera puede verse en el arroyo, en el vertedero, y de pronto, ¡Voilá!, dos hermanas vestidas de noche y purpurina llegan en un cochazo con chofer y le piden les acompañe a una absurda fiesta, un juego  sin pies ni cabeza de ricos aburridos. Siempre hay más mugre en la alta sociedad que en los mendigos que duermen entre cartones. Un vagabundo mesiánico con la cabeza erguida, un hombre perdido llamado el Duque, después se revelará que estudió en Harvard. Antes ya de entrar en esa casa entiende que  las dos hermanas no carburan muy bien, sin embargo hay un importante matiz, una de ellas tiene buen corazón y la otra calza una piel de serpiente más auténtica que la de su carísimo bolso.
Una sofisticada mirada crítica al sistema y a las diferencias sociales en la Gran Depresión, uno de los pobres contesta “Mike, no te preocupes, la prosperidad está a la vuelta de la esquina”, tras el Crack del 29 los políticos lidiaban con tiempos de carestía y desesperación utilizando lemas de ese tipo. Gregory La Cava se ríe de los poderosos, de abajo a arriba. Los cinéfilos aman las películas de La Cava, su comedia loca, su estilo basado en la elegancia y en la espontaneidad, su sátira, excelentes diálogos, su buen humor para presentarnos una familia de desquiciadas, comenzando por Irene, Carole Lombard genial, desorientada y carcajeante, la madre no dice ni una frase comprensible y Cornelia, la elegante y bella Gail Patrick, la hermana cínica y de aviesas intenciones. El cabeza de familia los reúne para hablar sobre los problemas económicos provocados por las frivolidades y gamberradas de las dos hijas, un genial Eugene Pallette, aún así su vis cómica no supera la del protegido Carlo, enorme el cómico de origen ruso Mischa Auer, ha sido recogido por la madre , a quien consuela tocando al piano una lúgubre tonada rusa siempre repetida, un gorrón bufonesco cuya imitación de gorila dando saltos por el salón está entre las más recordadas de la historia del celuloide.
Hay que conocer las prioridades en la vida, una chica de buena familia no debe tirarle los tejos al sirviente. Godfrey observa los comportamientos y después nos brinda sus trucos de ilusionista, actúa, y se inventa su particular cuento de hadas en la quinta Avenida de Nueva York.

Raúl Gallego

Esta noche no nos quitamos la mancha de carmín tras ser besados por Carole Lombard en Radiopolis…

José Miguel Moreno, Raúl Gallego y Zacarías Cotán.


Artículo sobre Al servicio de las damas, por César Bardés



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