La Gran Evasión

La Gran Evasión

jueves, 5 de mayo de 2016

83 - La Reina de África - Huston 1951













Un río divide en dos a un país que se desangra en medio de una guerra de blancos. Entre dos aguas navegan un borrachín simpático, valiente, refunfuñón y aventurero y una mujer puritana, decidida, única, de empuje, de rápido fluvial, de peligro saboreado. Juntos forman un equipo invencible que no se detendrá ante nada intentando dar sentido a unas vidas que, inevitablemente, marchan hacia un callejón sin salida. Él cambiará y se vestirá el desnudo ropaje de héroe para llevar a cabo una última hazaña, una última ilusión. Ella se dejará de mojigaterías y luchará hasta el final al lado de un hombre que ha sabido entrar en su corazón con la fuerza de una cascada, con la determinación de una hélice que abre un camino de espuma que parece escrito en las aguas con letras de mosquito, con acentos de sanguijuela, con renglones trazados por balas que muerden el aire, por las frases eternas de una pareja que no se podrá olvidar por mucho que lleguemos a vivir.
Esa pareja era Humphrey Bogart en el mejor papel de su carrera y Katharine Hepburn aportando verdadera maestría al conjunto. Con apenas dos actores y una barca, un rodaje plagado de dificultades y diferentes versiones de un guion que no convencía a nadie, John Huston construyó un relato sobre perdedores que no pueden ser derrotados porque no les importa cuál es el final del viaje pues el mismo viaje es lo primordial. Tener la certeza de que se ha estado, se ha luchado, se ha intentado. Sobrepasar los límites del orgullo para saltar sobre inutilidades y fracasos que son peldaños en la escalera de la vida de los protagonistas. Todo es apasionante en esta película. Desde los rostros al paisaje. Desde la aventura desbocada a las horribles maquetas que son tan pequeñas como disculpables. Desde lo que se dice hasta lo que estos maravillosos actores nos dicen con la caligrafía de sus rostros, que se acercan a los límites de la perfección con excepcionales herramientas. Son dos botes incapaces de hundirse navegando por las aguas de lo sublime.
Así que hoy habrá ginebra derramada en el cauce, pasado que se arrincona y se lleva como mochila de aprendizaje, vueltas de tuerca hacia un valor que ni siquiera se sabe que se posee, camaradería impensable de seres contrapuestos, ímpetu gozoso hacia un objetivo tan lejano como imposible, sorpresa que corta sogas dispuestas para la horca, inundaciones que elevan la quilla hasta depositarnos en el tranquilo remanso de una historia que está magistralmente contada. Y de ese modo, en medio de una barquichuela de vapor que apesta a grasa, que deja en la boca un extraño sabor a metal rancio, que navega más por inercia que por impulso y que es cobijo, hogar, excitación, abismo, estancamiento, barbas mal afeitadas y cabellos hermosamente revueltos, podremos sentir que estamos siendo mecidos por el suave movimiento acompasado de una reina de África que quiso convertir dos vidas vulgares en maravillosas e irrepetibles obras de arte.

César Bardés.

Bajamos esta noche el río Ulanga, con el traqueteo del motor a vapor de fondo,

a la dirección José Miguel Moreno, contertulios Raquel Jaén, Raúl Gallego, Gervi Navío y nuestro critico César Bardés.




4 comentarios:

  1. Qué gran historia, qué gran director, qué grandísimos actores, qué gran película!!!!!

    ResponderEliminar
  2. Saludos de Chile,sigan adelante,los sigo desde conversacines.

    ResponderEliminar
  3. Gracias por seguirnos desde tierras andinas, Leonardo, ya veo que eras oyente de Conversacines. Seguimos alzando la bandera del cine como nuestra guía y pasión. Saludos desde La gran Evasión.

    ResponderEliminar