La Gran Evasión

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sábado, 31 de agosto de 2024

421 - Con los ojos cerrados - Richard Brooks 1969

 El matrimonio protagonista, el de Mary – Jean Simmons y Fred -John Forsythe- hace aguas, se está derrumbando. Tienen una hija adolescente, que en uno de los diversos flashbacks que conforman el film pregunta a la madre porqué todos los cuentos acaban después de casarse. ¿Y después qué pasa?

Brooks, director y guionista, en este proyecto personal parece ofrecernos un capítulo de su propia vida, de su amor a Jean Simmons, que aparte de ser la actriz principal era su esposa. A Jean le costó mucho interpretarse a sí misma, una mujer adicta al alcohol y a las pastillas con un intento de suicidio camuflado. Le ayudó mucho en los parones del rodaje su amiga Theresa Wright, su madre en la película, una madre que no la apoya, es la suegra perfecta del marido paternalista, todas las decisiones de su hija le parecen fallidas y más que ninguna su impulsiva escapada a Las Bahamas. Cambiar el plomizo Denver por el sol de Nassau y olvidarse de todo, o quizá recordar más que nunca. Ver a su hija pequeña en la niña que construye un castillo de arena, encontrar en el avión a su amiga de la universidad (Shirley Jones), que mantiene una relación con un hombre casado con otra, toparse con una pareja de novios enamorados que parecen flotar sobre las olas. Ella dejó de flotar hace tiempo, y buscó levitar con fármacos y Smirnoff. Mary esconde el alcohol en cualquier sitio, en una bota, hasta en la cisterna, y tiene siempre a mano el espray para disimular el olor a aguardiente. Hasta que el derrape sea de órdago, la borrachera termine en la comisaría, denunciada y agarrando la mano del marido a través de los barrotes. 

La vida real no era como en las películas de Hollywood, la llama eterna unía a Spencer Tracy a Katherine Hepburn, a Ingrid Bergman y a Bogart, solo en el celuloide. Después la película termina y el llanto es real, las mañanas se repiten, ya no hay más lunas de miel, los desayunos con resaca, la ama de casa en bata no aprecia el American way of life, su marido es un abogado bien remunerado. Mary tiene hasta sirvienta –Nanette Fabray- su confidente, la única que parece entenderle. 

“Si en estos momentos no estuviéramos casados y fueras libre, ¿te casarías otra vez conmigo?” Ella al fin es la más valiente, él no responde, mira hacia abajo. Y llega el final, no es tan feliz como decían, sin fuegos artificiales ni grandes fastos, el pastel de aniversario ya quedó en el cubo de la basura.

Esta noche observamos a una mujer beber vodka en un frasco de perfume…

Salvador Limón, Raúl Gallego y Zacarías Cotán 









































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