La Gran Evasión

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domingo, 3 de julio de 2022

374 - Azor - Andreas Fontana 2021

Una misión compleja tienen entre manos el banquero De Wiel y su esposa. De Wiel viaja desde Europa a la Argentina de 1980, la de las Juntas Militares y los desaparecidos, y uno de ellos es su socio, René Keys. Fabrizio Rongione interpreta a un hombre más eficiente que su antecesor, sabe mantener la calma, callar, mientras indaga sobre el paradero de su socio negocia con los clientes, es un conquistador en tierra extraña. Hay que tener cuidado con los indios. Su esposa -Stéphanie Cléau-, vigía y protectora en la sombra, conversa con la señora de un coronel retirado, le explica que en el argot secreto de la banca privada, la palabra "Azor" significa "cuidado con lo que dices".

En su primer largometraje, el suizo Andreas Fontana insinúa con elegancia el terror en el corazón de las tinieblas, sin mostrar un cadáver, Fontana nos enseña las fincas de la Pampa, los hipódromos donde se hacen negocios, las fiestas de los poderosos. Desgrana la madeja a través de personajes siniestros, como el simiesco monseñor que afirma que para que la iniciar la desinfección, primero hay que eliminar a los parásitos, son tiempos tenebrosos...Lázaro espera en la espesura, es la última estación. Allá los militares le hablarán del expolio en clave de transacción económica, el inventario de la matanza.

Las miradas, los rumores, las suposiciones en la intimidad del matrimonio en la habitación de un hotel de Buenos Aires, muy parecido a los europeos, igual de ostentoso. El marido observa desde el balcón nadar a la mujer en la piscina, él no se baña, no vaya a despeinarse. 

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Hoy realizamos una visita guiada por la Argentina de los primeros días de la Dictadura, a través de Azor, la inquietante, críptica y asoladora opera prima de Andreas Fontana, estrenada en 2021.

Perturba y desconcierta, en igual medida, esta historia que se desliza por entre una densa y opresiva atmósfera…llena a rebosar de silencios. Un banquero suizo, perteneciente a la banca privada, visita a sus selectos clientes de la Argentina, su socio, que se ocupaba de esta cartera de élite, ha desaparecido; como tantos otros en aquellos días tenebrosos.

Una historia con diálogos en francés, inglés, y castellano donde, no se dice nada de forma explicita y, paradójicamente, lo entendemos absolutamente todo. Incluso más de lo que querríamos saber.  Cada cliente, cada visita, nos descubre un estrato de esa Argentina de la que no se habla, que sólo se susurra, la mas poderosa; Familias de abolengo siniestro, herederos de la tierra y de cada gota de sudor del campesino; militares de graduación y moral dudosa; Apellidos que no se pueden nombrar, abogados desaprensivos que representan a tipos con traje de sport que coleccionan puras sangres; Miedo y pavor que se desprenden de un ropaje negro, de un alzacuellos... palabras a media voz en la penumbra de un club privado, al que no se puede entrar sin invitación expresa.

Completamos rigurosamente el itinerario marcado en la agenda, con Yvan De Wiel y su esposa Inés, tras el rastro de un hombre desaparecido, René Keys, del que nadie sabe nada, solo tibios rumores.El mundo parece estar en descomposición, el país está convulsionando, una oportunidad perfecta para que unos pocos puedan enriquecerse, un poco mas. Carroñeros en busca de su tajada, de su porción de beneficios,  de su porcentaje, de su plusvalía, que sale directamente de las entrañas del pueblo argentino, de todos los pueblos.

Azor es pura ambigüedad capaz de escupir verdades a la cara, es una mirada directa al manantial de donde nace la maldad humana. Azor es sensible e inteligente, es una abstracción que eriza los pelos de la nuca, por lo que sabemos que paso, por lo que vivimos nosotros mismos, por lo que aún sigue pasando, por lo que aún nos queda por vivir.

Así cómo Zeus Cronida, dios de las sombrías nubes, reina sobre todos; así, la codicia, impulsa el alma de los hombres, para remontar, lenta e inexorablemente, el río, que nos conduce al Corazón de la Tinieblas.

Completamos el maldito inventario: Raúl Gallego, Rosario Medina, David Velázquez, Gervi Navío y Zacarías Cotán.

Gervasio Navío Flores. 



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