La Gran Evasión

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domingo, 22 de diciembre de 2019

253 - El Rayo Verde - Éric Rohmer 1986


¿Habéis observado el sol cuando se pone en el horizonte del mar? Sí, sin duda alguna
¿Lo habéis seguido hasta que la parte superior del disco desaparece rozando la línea del horizonte?. En el preciso instante en que el astro radiante lanza su último rayo. No será, como podría presumirse, un rayo rojo lo que herirá la retina de vuestros ojos, sino que será un rayo verde, pero un verde maravilloso, un verde que ningún pintor puede obtener en su paleta.  Si existe el verde en el Paraíso, no puede ser más que este verde, que es sin duda, el verdadero verde de la Esperanza".

Julio Verne

Dolphine y sus planes veraniegos rotos. Ha roto con su pareja y su amiga la deja plantada a poco tiempo del viaje. La joven parisina nos lleva de la mano en su paseo estival, una epifanía de soledades y desencuentros entre la laxitud y la fugacidad de un verano. La protagonista, interpretada con brillantez por Marie Rivière, no parece encontrarse a gusto en ningún lugar, ni en los Alpes, ni en Cherburgo, ni en las playas abarrotadas de bañistas, ni en el caluroso París de julio. La mujer abatida busca un destello que la guíe, encuentra cartas que le dicen cosas, confía sin mucha seguridad en el azar. Ella no tiene nada que ofrecer, le dice a la chica sueca, recién conocida, no busca subterfugios, sólo quiere encontrar una señal.
Éric Rohmer, director de mirada serena, acerca la cámara con calma, sin subrayados ni énfasis, muestra mediante conversaciones y diálogos. Hasta que llega el rayo verde, la magia del momento, la esperanza de los versos de Rimbaud, ya llegará el tiempo en que los corazones prendan. El encuentro inesperado de dos almas sedientas en una estación de tren, ella lee El idiota de Dostoievski, la virtud de Lev Mishkin reflejada en dos miradas, el tránsito de los días, las tres notas de un violín y la armonía del amor.
Hay algo verdadero en el artificio de Rohmer, la fotografía granulosa, el realismo, lo diáfano de su prosa fílmica, la austeridad del encuadre, los diálogos aparentemente improvisados, la ausencias de una muchacha que camina triste por el campo y rompe a llorar mientras el viento mueve las ramas con más fuerza. Rohmer amaba tanto a las mujeres como Truffaut, quería captar la presencia de la naturaleza como Rossellini o Murnau, y sus mágicas actrices recuerdan a las de Philip Garrel, en sus contradicciones, sus turbulencias y sus gestos.

Raúl Gallego

Esta noche esperamos que no se nuble el día para poder contemplar el rayo verde...

José Miguel Moreno, Zacarías Cotán y Raúl Gallego.





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