La Gran Evasión

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domingo, 4 de agosto de 2019

236 - Los Sobornados - Fritz Lang 1953

Muertes, armas y mujeres, las conocía Lang de cerca, y también a los ruines, personajes viles como el acólito Vince -Lee Marvin-, los sobornados juegan a los naipes con la mentira, el crimen y la venganza, en la última partida todos pierden.
En uno de los mejores noirs que pueda uno recordar Gloria Grahame da saltitos y ridiculiza a su matón, la desidia de una mantenida, la venganza se sirve hirviendo. Katie -Jocelyn Brando-, el arquetipo de mujer decente, la madre y la pequeña esperan en casa a su esposo, ella le roba un trago de su lata de cerveza, la clase media no gasta abrigos de visón. Solo ante el peligro, Glenn Ford, el policía desbarata sin querer el castillo de piezas de juguete de su hija, allá fuera la amenaza late tras las ventanas, todo lo que uno ha construido con sudor y mimo puede hacerse añicos en un segundo.
Un disparo, un señor con el revólver en la sien da la espalda al espectador y cae sobre la mesa, su esposa baja las escaleras sin muchos aspavientos, no parece muy afectada mientras coge una carta recién escrita por el suicida, inmediatamente llama al imperturbable Lagana, sibilino mafioso de guante blanco y pitillera bañada en oro.
El maestro Fritz Lang nos vuelve a asombrar con este increíble inicio, economía narrativa, elegancia, sugestión y la concisión de una trama donde la fatalidad irrumpe una vez más. Los menos injustos luchan contra un destino atroz, el vienés del siniestro monóculo contó con dos cronistas de sucesos como el guionista Sydney Boehm y el escritor de la novela original , William McGivern, y la espléndida fotografía de Charles Lang, con esos tonos opacos, los nítidos interiores, y los clarooscuros en los suburbios de una ciudad inhóspita. Una ciudad donde los agentes de la autoridad miran para otro lado y protegen a los criminales, la venalidad ronda por las comisarías y Lagana se siente a sus anchas, protegido en su mansión, bajo el retrato de su fallecida madre, un hombre respetable a base de crímenes, ya se lo escupe en la cara el sargento Bannion:

"Un matón que construyó esta casa sobre la base de veinte años de asesinatos y corrupción. Escuche, no podrá plantar suficientes flores aquí para matar el hedor”.
El representante de la honestidad intenta resistir con el agua al cuello en esta muestra de cine languiano, el mal es la norma, los que se quedan sentirán el reflujo con sabor a hiel del infortunio.

Raúl Gallego

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Fritz Lang es uno de los grandes del cine, forma parte de esa élite que apenas podemos contar con los dedos de una mano. Su cine es turbador, oscuro, con la venganza y el fatalismo como motor vital. El individuo enfrentado a una sociedad corrupta, podrida, a un mundo opresivo en el que los valores familiares son el único refugio.
The Big Heat, Los Sobornados, es un retrato arrasador de personajes atormentados, un recorrido por la violencia, una violencia física, pero sobre todo una violencia moral.
Glen Ford es el Sargento Dave Bannion, un honrado y humilde policía al que se lo arrebatan todo; la explosión de un coche bomba que no vemos, pero que sí sentimos, ya forma parte de la historia del cine. La Femme Fatale es Gloria Grahame, Debby Marsh, la chica de un gánster que prefiere ser rica, beber, bailar, vivir rodeada de lujos y de abrigos de pieles, a llevar una vida miserable. Pagará muy caro esa elección, en otra escena memorable; una cafetera hirviendo al rostro. El sádico es Lee Marvin, Vince Stone, un despiadado y torturador villano al que odiamos al instante. La Viuda Duncan, otra mujer con abrigo de pieles, que no piensa perder su estatus, fría y despiadada, tiene la llave que puede destruir la organización. El cerebro de todo es Lagana, Alexander Scourby, un villano de antología, con el cuadro de su madre presidiendo su despacho.
Por el camino vemos morir a inocentes, Lucy Chapman, una chica de club que se atrevió a enamorarse de un cliente, Katie, la mujer de Bannion, otra vez el azar destruye tu mundo en un instante, la mujer con la que compartías un cigarrillo, un filete, una vida…o la pequeña Joyce, la hija de ambos, una infancia arrebatada….
Un despliegue de puesta en escena para representar la sociedad corrupta de los años cincuenta, o la locura colectiva de la Alemania Nazi, o la Caza de Brujas de Hollywood, o cualquier sociedad actual, en la que la corrupción y el crimen siguen infectando lo mas profundo de nuestro devenir.
El resultado final es agridulce, aunque hayamos asistido a una redención y un sacrificio, al final, sigue quedando una vida vacía, la inmensidad de una ausencia. La justicia o la venganza no pueden llenar ese vacío al que se va a enfrentar Dave Bannion, cada día por el resto de su vida.

Nos marchamos con el saxo melancólico de Paul Desmond y la suavidad hecha guitarra del mítico Jim Hall, en Alone Together, no se olviden de vivir mientras la rutina sigue su curso.

Esta noche arrojamos una cafetera a rebosar de cine hirviendo a los despreciables matones que torturan y asesinan mujeres….José Miguel Moreno, Raúl Gallego, Gonzalo, Diego Abderramán y Gervi Navío.

Gervasio Navío Flores.


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