La Gran Evasión

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miércoles, 1 de julio de 2015

43 - No toquéis la Pasta - Jacques Becker 1954


Jacques Becker no hizo muchas películas para el talento que atesoraba, títulos inolvidables como "Se escapó la suerte", "Calle de la Estrapada", "París, bajos fondos", "La Evasión"; "Los amantes de Montparnasse". Discípulo y amigo de Jean Renoir, con el que trabajó de ayudante de dirección en "La gran Ilusión" o "Boudou salvado de las aguas", y con quien colaboró en el film de propaganda del Frente Popular "La vida es nuestra", en el 36. Becker relanzó la carrera de un Jean Gabin en horas bajas con esta estupenda cinta de gángsters crepusculares, peleas de bandas, persecuciones nocturnas, y ocho lingotes de oro esperando en el maletero de un flamante coche blanco. Este fabuloso noir francés nos acerca a unos gángsters en su madurez que se ponen pijama y se cepillan los dientes antes de dormir, a unas coristas ligeras de ropa, a unos bajos fondos de París iluminados por farolas mortecinas.
Los socios y amigos Max (Jean Gabin) y Riton (René Dary) ven pasar las horas en el restaurante de Madame Bouche, punto de encuentro de mafiosos y criminales varios, y en el club nocturno de Pierrot (Paul Frankeur) contemplan a las bailarinas exhibir sus encantos. Max está agotado de las tensiones propias de una existencia sustentada en el peligro y la violencia. A los cincuenta uno pierde agilidad, las ojeras y la papada dicen que está cerca la hora de retirarse. Así se lo hace saber a Riton, un tipo mediocre y bobalicón que se irá de la lengua con su amada Josy (la sensual y jovencita Jeanne Moreau), mujer fatal a la que revela los detalles del plan que Max ha urdido para poder disfrutar de la vida que le queda y beber Don Perignon con su chica al lado. Josy traicionará a Riton e intentará sacar tajada desvelando el secreto a Angelo, el traficante de drogas al que interpreta un debutante y anguloso Lino Ventura. 
Observamos los bajos fondos de París a través de un director que capta la vida con poesía y delectación. Un portentoso Jean Gabin de ademán sereno y ojos azules sobresale por encima de todos. El viejo gángster toma  una copa de champán y pone un disco en el fonógrafo. A Max le queda poco tiempo y lo sabe, tiene que cambiar esos malditos lingotes de oro, conseguir la pasta lo antes posible. Ocurre que Max es también un hombre honesto y  conoce el sentido de la lealtad.
Este exquisito noir abrirá el camino a posteriores y renombrados films como Bob el jugador (Jean-Pierre Melville) o Rififi (Jules Dassin). Ahí queda una modernidad que fascinó a los realizadores de la Nouvelle Vague, así como la fluidez de la puesta en escena, el montaje de Marguerite Renoir y la nítida y seductora fotografía de Pierre Montazel.

Raúl Gallego.

Tomamos galletas con paté, dejamos la pistola en la repisa, y nos ponemos el pijama esta noche:

José Miguel Moreno a la dirección, Raúl Gallego, Gervi Navío, y nuestro crítico de cine desde Madrid, César Bardés.


Artículo sobre No toquéis la Pasta, por César Bardés



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