La Gran Evasión

La Gran Evasión

martes, 23 de julio de 2019

234 - Europa´51 - Rossellini 1952

Una sociedad deshumanizada no puede entender que alguien quiera hacer el bien. Una mujer se rebela contra el mundo y contra sí misma, contra lo que ella representa. La evolución moral de Irene, el rostro iluminado de Ingrid Bergman queda para los anales de la historia del cine , Rossellini estaba rodando la historia de San Francisco de Asís y alguien comentó "¡este tío estaba loco!", el maestro enamorado de la actriz sueca encarnó su personalidad en esta Juana de Arco contemporánea y terrenal, su espada es el altruismo.
Tras un suceso traumático, la muerte súbita del hijo, el trauma rompe los cimientos del matrimonio, la mujer olvida su rol ya definido en la sociedad burguesa y decide ayudar a los más necesitados, entregar sin recibir nada a cambio. En primer lugar acude a un primo comunista que la introduce en el activismo, y de ahí se traslada a un nivel más espiritual Aún así la Iglesia tampoco sale bien parada, una vez Irene es recluida en la clínica y recita pasajes de la Biblia, el párroco la tilda de blasfema y se aleja aterrado.
Los pobres en los arrabales tan cerca y tan lejos de las zonas residenciales, niños sucios, los olvidados de Buñuel, sin acceso a los servicios básicos, y la presencia santoral de una mujer rota por el dolor y el remordimiento. El marido convencional y la madre quejumbrosa, ataviada de visón, la toman por loca, viven en las apariencias y en el individualismo, se quitan de en medio ante la lección moral de la protagonista, solo la comprenderán los humildes, la muchacha que no da abasto y necesita un trabajo (Giulietta Massina magnífica), la prostituta tuberculosa, la niña de rostro de manzana que quiere besarla.
La preocupación por la infancia y la angustia de una madre, presentes aquí el Edmund de “Alemania Año Cero”, la Anna Magnani abatida de “Roma ciudad Abierta”, también los problemas de comunicación en la pareja de “La Paura” y "Te querré siempre.". Rossellini crea un film intenso y sereno, irrepetible y revolucionario, con profunda carga ideológica, sobre la Europa de posguerra. El estilo directo, sencillo, sin efectismos no carece de gran conocimiento técnico y un operador de la talla de Aldo Tonti. Planos subjetivos, planos secuencia, y primeros planos buscan la continuidad de la verdad y  llevan a la actriz a una etérea trascendencia.

Raúl Gallego

Esta noche entramos en la fábrica de la mano de Irene para constatar que el trabajo no es salud…

José Miguel Moreno, Gervi Navío, Raúl Gallego, Miguel Olid y Zacarías Cotán.




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