La Gran Evasión

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miércoles, 13 de mayo de 2015

36 - Toro Salvaje - Scorsese 1980

No es agradable despertar solo y sudoroso, con una resaca de campeonato tras beber toda la noche en el club nocturno que regentas, y menos si quien te despierta es la policía con una orden de arresto por corrupción de menores. Jake LaMotta colgó los guantes, el campeón de los pesos medios, el toro del Bronx decide abandonar ese mundo del boxeo, donde reinó durante tres años y perdió su trono ante Sugar Ray Robinson. A la manera del rey shakesperiano Ricardo III, luchó hasta el final, patético, solo y derrotado en el campo de batalla, clama en sus shows cómicos : ¡Mi reino por un caballo!. Jake se mira a si mismo en el espejo del camerino antes de salir a enfrentarse con su público, calienta como si fuera a salir al ring, y se anima; ¡Jake, eres el mejor!, ¡Jake, eres el mejor!. Jake también gritará frenetico y encerrado en una celda de mala muerte.En una escena catártica y desesperada, Robert DeNiro, en uno de los papeles de su vida, se destroza literalmente los puños aporreando la pared de cemento.
Desde que la autobiografía de LaMotta llegó a las manos de DeNiro, mientras rodaba El Padrino II de Coppola, el admirado actor se propuso llevar a la pantalla esta historia de aguante y redención. Estuvo tres años detrás de su amigo Martin Scorsese, ocupado en atiborrarse de cocaina y rodar el magnífico documental sobre un concierto de The Band, "El último Vals". Un Scorsese al límite y con la salud debilitada pone manos a la obra con esta biografía del púgil del Bronx. El menudo director se volcará en ella y volverá a disfrutar de hacer cine. Para adaptar el guion contactó con su amigo Mardik Martin, con el que coescribió Malas Calles y New York, New York, y el consagrado Paul Schrader (guionista de Taxi Driver o La última tentación de Cristo), que profundizó en la relación entre los dos hermanos, Jake y Joey (un gran Joe Pesci), opuestos y complementarios, que se quieren y se odian. Más tarde el mismo Scorsese y DeNiro reescribirán la historia y pulirán algunas escenas demasiado violentas. En el equipo de rodaje destaca la magistral fotografía en blanco y negro dMichael Chapman,  el montaje fluido y virtuoso de la colaboradora habitual de Scorsese, Thelma Schoonmaker, y como no, un enorme DeNiro que puso 30 kilos para interpretar al boxeador en su decadencia.  
Ambientada en los años 40 en la pequeña Italia, este gran flashback nos presenta a un LaMotta que lleva toda la vida peleando en la calle, no sabe hacer otra cosa. Inseparable de su hermano, su comportamiento autodestructivo y sus celos patológicos harán sufrir a Vicki (Cathy Moriarty), una bella jovencita con redecilla y voz grave, a la que corteja y con la que termina casándose y formando una familia, tras abandonar a su primera mujer.
LaMotta se odia a sí mismo. A la manera de un mártir cristiano, con los brazos en cruz sobre las cuerdas del cuadrilátero. LaMotta no respeta a nadie, no acata los códigos de la mafia que controla ese universo lóbrego donde los boxeadores son marionetas.Tony Como, el capo que organiza los combates y decide quien gana y quien pierde, no entiende al toro del Bronx, y se encargará de hundirlo. Jake llora como un niño en el vestuario, él no puede tirarse a la lona, él no: "¿Qué he hecho? ¿Qué he hecho?". En la pelea de defensa del título con Sugar Ray asistimos a una lucha desigual y surrealista. El tiempo se para y el rostro de la fiera negra mira a su víctima, al hombre que pelea como si no quisiera vivir. Jake conoce el sabor de la sangre mezclada con el linimento, la sangre que rezuma de la esponja empapada. Sus piernas nunca fueron rápidas, su bailes mal acompasados, además su energía explosiva ha desaparecido esta noche. Sólo queda su capacidad suicida de encaje: " ¡Ray mírame, sigo en pie!". El héroe trágico queda solo y derrotado en el campo de batalla.

Raúl Gallego.

En el cuadrilátero del estu
dio, tampoco vamos a tirar la toalla:

José Miguel Moreno a la dirección, José Gallego, Raul Gallego, Gervi Navío y nuestro critico desde Madrid, César Bardés.



Artículo sobre Toro Salvaje, por César Bardés



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2 comentarios:

  1. Buen combate, sentí cada golpe y Chet Baker de final,
    Inmejorable.

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  2. Todos nos emocionamos con esta historia de un tipo negativo y auténtico que siempre perdía el asalto, aunque la nariz de Janiro bailara en diagonal. The Hearts con Lonely Nights, la Caballería Rusticana de Mascagni y a la trompeta Chet Baker amenizaron la velada.

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