La Gran Evasión

La Gran Evasión

viernes, 12 de abril de 2024

412 - Petulia - Richard Lester 1968

 Con una estructura algo caótica avanza Petulia. Narrada con frialdad y dureza, con un humor subyacente, un film difícil sobre una mujer, Petulia – Julie Christie- hermosa, chiflada y perdida, atrapada en una jaula de oro. El doctor Archie - George C Scott-, otro en crisis vital y también cobarde, recién separado de una relación que todos decían perfecta, conocerá a ese espíritu nada libre, a esa chica vestida con colores soleados, la encuentra en el tranvía equivocado. Y a pesar del tono extraño de todo, hay romanticismo, el de las relaciones más recordadas, que son las que no cuajan. Ella le dice, hemos vivido un romance mínimo, no nos hemos contagiado ni un resfriado. 

Petulia coquetea con Archie en un acto de beneficencia a víctimas de accidentes de tráfico, su suegro rico, reparte boletos, símbolo del cinismo y el dinero, Joseph Cotten, el suegro que puede pagar hasta el tiempo de visita en el hospital, y Richard Chamberlain, el niño de papá, con una mente podrida y enfermiza, oculta el sol a una flor tan vulnerable, encerrada en un invernadero a través del que no pasa la luz. Un grupo de señoras en sillas de ruedas con rostros de maniquí, figuras de cera sedentes, desfila mientras Janis Joplin y su banda tocan en directo. Increíble comienzo, el flower power de los sesenta en San Francisco con gente vestida de etiqueta. Lester lo presenta a través de su lente difusa, con un montaje caleidoscópico, una estructura fragmentada, y unos hippies chafarderos, en la secuencia en que la chica ha sufrido la paliza, preguntan que le ha pasado a esa mujer que sacan en camilla.

Cuidada producción de Lester que pasó sin pena ni gloria por los cines, igual que su posterior distopía cómica “La sala de estar con cama”.  El diseño de producción de Dean Tavoularis o la fotografía de Nicolas Roeg aportan categoría al producto final. Con una banda sonora de John Barry integrada, soterrada en el montaje, y cortes psicodélicos de los Grateful Dead  y Janis Joplin y su banda.

Esta noche observamos desde la acera de enfrente a una chica cargando una tuba…

Raúl Gallego, Salvador Limón, Zacarías Cotán y Chari Medina. 

 
  




































jueves, 4 de abril de 2024

411 - Mystic River - Clint Eastwood 2003

 Un guion redondo de Brian Helgeland sobre la novela de Dennis Lehane, una madeja de sospechas y maldades, da lugar a una de la grandes obras de Eastwood. Clint siembra dudas, nos pone al nivel de Celeste, la esposa de Dave, un excepcional Tim Robbins, que llega la noche del asesinato con las manos manchadas de sangre y le cuenta una historia inverosímil. La pesadilla es recurrente, el padre susurra a su hijo en la cama antes de dormir, el hombre no es un hombre, es un niño, siempre lo será, un niño aterrado que ha escapado de los lobos,que ha perdido la inocencia de forma horrenda, que nunca podrá ser persona, un vampiro, un ser muerto en vida. Celeste – Marcia Gay Harden – no se fía, cree que Dave es el artífice del crimen sobre el que orbita la trama de Mystic River, el asesinato de una joven en  la católica Boston.

El film abre con tres críos jugando al hockey en una barriada, la pelota caerá en una alcantarilla, y unos nombres quedarán grabados en cemento aún húmedo, a Dave no le da tiempo de escribir el suyo, en ese momento su infancia quedará grabada, cuando acceda a subir al asiento trasero del coche de dos extraños. Los demonios de la noche rondarán a ese hombre muerto en vida, que volverá a subir a otro coche, el que le acerque al río místico, donde los pecados más innombrables se entierran. 

Eastwood trata un tema tan delicado como el abuso infantil, lo hace de modo elegante, quizá en la película más angustiosa de su filmografía. Los lazos de sangre, la pertenencia a la comunidad, la honra, y la fatalidad marcan las vidas de estos personajes.  La desgracia infantil marcará el futuro no solo del que sufre el abuso en sus propias carnes, también sus dos amigos, los que le vieron subir al automóvil, llevarán la experiencia para siempre aunque no estuvieran encerrados durante varios días en un sótano. Cada uno de ellos ha intentado salir adelante como ha podido, Jimmy-Sean Penn- metido en líos y diversos delitos ha rehecho su vida con una mujer -Laura Linney-, el personaje de Kevin Bacon es policía, se le asignará el caso de la muerte de la hija de Jimmy, y el traumatizado Dave, padre de familia y casado con otra débil de espíritu. 

Esta noche cerramos la ventana para que no entre los vampiros reales…

Zacarías Cotán, Raúl Gallego, Salvador Limón y David Velázquez

 

 




























miércoles, 20 de marzo de 2024

410 - Max y los Chatarreros - Claude Sautet 1971

 La obsesión nunca es buena, y menos si uno es agente de la ley y pretende configurar los hechos a su manera. Actuar como un dios inflexible y cruel, manipulador, Max, excelente Michel Piccoli, fuma como si se le fuera la vida en cada calada, lívido y mortuorio, no quiere fracasar más. El antiguo juez de instrucción, ahora policía, se ha propuesto atrapar a los criminales en delito flagrante, aunque para eso tenga que inducir al crimen a unos malhechores de poca monta, unos chatarreros que se sacan cuatro perras con chanchullos varios. 

A diferencia de la road movie anterior dirigida por Sautet,  A todo riesgo, con el icónico Lino Ventura, Max y los chatarreros se conduce con un tono claustrofóbico,  un polizonte perverso juega a demiurgo con unos pobres diablos. A lo largo del film van apareciendo personajes que aportan sustancia, impagable el encuentro entre Caín y Abel, o Max y Abel – Bernard Fresson- , el hombre del sombrero engaña al viejo conocido, mientras degustan el segundo Pernod en una cafetería parisina. Y a los 30 minutos más o menos surge la deidad, la prostituta reina de Nanterre y confidente del policía. Romy Scheider y Michel Piccoli están espléndidos .la simbiosis y el misterio de su relación llevan este policiaco a una dimensión diferente. Max quiere utilizar a esa mujer para su objetivo, y ahí entrará otra obsesión que quizá el agente del orden no esperaba, a partir de ahí el monstruo se humaniza, la bestia se enamorará.

Sautet delinea en su cine un acercamiento especial a los seres humanos, Daniel Auteil y Emmanuelle Beart cruzaban miradas al final de la magnífica Un CorazOn en invierno, del mismo modo Lily y Max quedarán en otro momento para culminar su affaire, quizá en otra vida.

Esta noche admiramos a la señora de rojo sobre fondo rojo…

Zacarías Cotán, Raúl Gallego y Salvador Limón

 

  




















lunes, 26 de febrero de 2024

409 - The Reader - El Lector - Stephen Daldry 2008

Es difícil abarcar la angustia del joven protagonista que lee clásicos a su amante en una bañera. En la novela original de Bernard Schlink Michael es el narrador, David Hare y Daldry, guionista y director decidieron no utilizar voz en off, asistimos a los hechos siempre desde la mirada del adolescente y después del hombre. No es cómodo sentir empatía por una mujer que ejerció de guardiana de un campo de concentración en la Alemania nazi, seleccionando las prisioneras que iban llegando para ser asesinadas una a una. Hannah Schmidt formaba parte del engranaje asesino de las SS, nadie le obligó a alistarse cuando trabajaba de joven en la Siemens, así lo declara en el juicio posterior. Y sin embargo, la magia del cine nos puede hacer sentir a algunos cierta compasión por esa mujer encerrada y semianalfabeta que ama que le lean en voz alta la literatura de Chejov, Schiller o Goethe. Esto es mérito de una excepcional Kate Winslet, que sabe trasladar los rasgos descritos por Schlink en su best seller.
David Kross está a la altura con su personaje del chico que despierta su sexualidad con una mujer bastante más mayor. La cobradora del tranvía y el estudiante de Bachiller entablan una intensa relación, tanto que marcará la vida de ambos para siempre. Daldry escogió a Ralph Fiennes para encarnar al hombre adulto, en un papel poco dado al lucimiento, su contención, su eterno mirar al pasado, al principio del film se verá a sí mismo en un pasajero de un tranvía, y en una de las secuencias más emotivas, decidirá grabar su voz recitando los libros que leía, y mandar las cintas por correo a Hannah en su condena perpetua. 
El trasfondo de este drama es el genocidio, el dilema entre la legalidad y la moral, el trauma y la culpa de la sociedad alemana. El profesor de Derecho -Bruno Ganz- dictamina en el aula, toda sociedad se rige por las leyes, y no por la moral. En realidad se nos cuenta una historia de amor entre dos generaciones de alemanes, la que vivió durante la contienda y la de los descendientes. Por debajo el arte como vía de escape, las obras de Chejov, de Goethe, de Schiller, al que según Hannah lo que le hacía falta era una mujer. Schiller, para quien solo el amor y el arte podían salvar la desazón del alma. Esa misma literatura también la condenará, es el libro escrito por una superviviente el que la delata junto a las otras guardianas, y una pila de libros le ayudará a terminar sus días en la celda antes que enfrentarse a un mundo que no es el suyo. 

Esta noche grabamos nuestra voz en un casete leyendo obras clásicas…

Zacarías Cotán, Raúl Gallego y Chari Medina

 

 



































lunes, 12 de febrero de 2024

408 - Memories of Murder (Crónica de un asesino en serie) - Bong Joon-ho 2003

Este estupendo thriller dirigido por Bong Joon Ho adapta de manera libre los crímenes de un asesino en serie que sembró el terror en Corea del Sur durante los últimos años de la dictadura militar en los ochenta. Con un principio y un final luminosos en unos arrozales donde los niños juegan y corren tras los tractores como si nada, la fotografía magnífica de Kim Hyeong-gyu nos engaña, como decía David Lynch, el horror siempre se oculta tras la superficie, aquí no  hay una oreja cortada, en ese entorno rural de cielos azules, campos verdes y amarillos dignos del mejor cuadro de Van Gogh, un policía se inclina para observar el cadáver de una chavala bajo un canal de riego, a su lado un crío repite mecánicamente sus palabras, sus órdenes  ridículas, porque los métodos de esos profesionales son realmente chapuceros, no hay rigor en su investigación.  

¿Dónde están los forenses? ¿Y el qué puso la denuncia? Pregunta a gritos el poli más simpático, su compañero es especialista en patadas giratorias con sus botas militares, a los Chuck Norris. El sospechoso, discapacitado mental, gimotea y llama a su papá, le han detenido y están convencidos de que es el autor material de los hechos porque recita el modus operandi del asesino de memoria. 

Bong Joon-ho sabe trasmitir la desesperación de esos agentes que no dan con la tecla, buscan a ciegas. Un policía que confía en su intuición, que recurre a una vidente, al fin  será la compañera detective la que muestre más profesionalidad, ha comprobado que cada noche que el asesino actúa, la misma canción pop, “Carta Triste”, suena en la radio.

La ambientación de una Corea del Sur precaria en los años de atraso económico, las fuerzas del orden más cutres y los resultados del ADN enviados a los Estados Unidos para estudiarlos, en Corea  no disponían de la tecnología adecuada. Bong nos encierra en ese sótano dela comisaría donde maltratan a un ser desvalido, pone la cámara en el rostro amordazado de una joven a punto de morir, y así encadena el sufrimiento más duro con golpes de humor gamberro y crítica de una sociedad ramplona y cateta como la del lugar donde ocurren los hechos. El detective enviado desde Seúl, más preparado y sereno, terminará perdiendo los estribos igual, contagiado o desesperado ante la certeza y la impotencia. 

Esta noche cantamos en el karaoke una canción ligera coreana…

Salvador Limón, Zacarías Cotán, Raúl Gallego y Chari Medina

 
  





























martes, 30 de enero de 2024

407 - La Aventura - Michelangelo Antonioni 1960

El cine de Antonioni encuentra una de sus cumbres en La Aventura (1960), inicio de la trilogía de la incomunicación, junto con “La noche” y “El Eclipse”, tetralogía con “El desierto rojo” para otros. En todas domina la belleza hierática y febril de Mónica Vitti, en La Aventura es la amiga de Lea Massari, la niña de papá, novia del arquitecto Sandro -Gabriele Ferzetti-  Las escritura cinematográfica de Antonioni no se rige por una estructura narrativa tradicional, con una plástica de encuadres excelente, el abismo de los acantilados de las islas Eólicas refugia la angustia de los burgueses en el crucero, matrimonios cansados de oírse y de verse, tipos nefastos, podridos de dinero y hartos de todo, a uno en un momento dado se le resbala una vasija antigua y se rompe, se encoge de hombros como si tal cosa. La joven romana se baña y grita aterrada, un tiburón inexistente, surgió de la nada y se perdió en ella, igual que la misma mujer, desaparecerá para siempre entre el mar y las rocas sicilianas. En un principio la buscan, la llaman, y en poco tiempo se van olvidando de ella, se diluye su presencia hasta el punto de que la amiga y el novio comenzarán un romance a las pocas horas.
En una de sus continuas desavenencias con su voluble y egoísta compañera, antes que desaparezca, Sandro se pregunta de qué sirve discutir, de que sirve el lenguaje en un mundo que va a la deriva. Nada parece importar en las relaciones de estos burgueses aburridos, solo el dinero y la apariencia, devorados por el Spleen de los poetas malditos, de Baudelaire o Rimbaud, de algún modo los personajes de La aventura están perseguidos por la maldición de existir. Como dijo Lucrecio, nada es estable, toda vida termina con un ademan incierto, cuando el deseo de la carne da paso a la desidia, así Sandro no parece nunca estar satisfecho, es un aventurero sin objetivos. Aplaudir desde la barbarie el fin del romanticismo, los iluminados de hoy en día lo gritan y celebran desde sus púlpitos. Antonioni, visionario, ya retrató a esa gente desalmada. La desaparición de Lea Massari es lo de menos, a Antonioni le interesa la reacción de los otros. Claudia pasa de la preocupación al miedo de que la amiga haya sobrevivido, y es que esto sería el fin de la aventura.

Esta noche tañemos las campanas de la iglesia en un pueblo de las islas sicilianas…

Zacarías Cotán, Chari Medina, Salvador Limón y Raúl Gallego

 

 


















martes, 9 de enero de 2024

406 - Armas de Mujer - Mike Nichols 1988

 Comedia de los ochenta en plena era Reagan, el neoliberalismo que trato de otro modo menos frívolo en Wall Street Oliver Stone. En Armas de mujer dos actrices son las protagonistas, Melanie Griffith y Sigourney Weaver. Una mujer intenta cumplir sus sueños, abrirse paso en la selva de las finanzas en plena Gran Manzana. Melanie Griffith es Tess, una secretaria con ambiciones en un mundo de tiburones, tras su enésimo despido encuentra trabajo con su primera jefa. Sigourney Weaver, y parece va a cambiar el panorama para mejor. 

Algunos han visto un mensaje feminista en este film, donde los hombres son bobalicones, obsesos o mequetrefes, están de comparsa. Un Harrison Ford guaperas, es un pez gordo con poca sustancia, y Alec Baldwin, el novio botarate, hasta Kevin Spacey aparece en una escena decadente de yuppie cocainómano. 

Las desventuras de esa chica humilde que cada mañana se despierta temprano, coge su ferry desde Staten Island a Manhattan y sueña con llegar a ser alguien bajo la mirada de la Estatua de la Libertad. En el guion de Kevin Wade dos mujeres llegan a insultarse hasta meterse con la forma del trasero de la jefaza. Más podría contemplarse la comedia de Nichols como una farsa en torno a la lucha de clases, en que una chica humilde intenta subir de categoría, utilizando malas artes tras ser traicionada de nuevo, usurpando el puesto de una superior. Trucos de guion sucesivos propician que el espectador se solidarice con la guapa currante, uno de los consejos de la jefa -Weaver- a su supuesta discípula es que no espere sentada a que ocurra lo que desea, hay que provocar que ocurra, y sin embargo los hechos transcurren por casualidad, un accidente de esquí, una grabadora de casete, o una agenda olvidada.

Esta noche pasamos la aspiradora en tacones y ropa interior…

Rosario Medina, Zacarías Cotán, Salvador Limón y Raúl Gallego

 
 


























sábado, 30 de diciembre de 2023

405 - La Noche es Nuestra - James Gray 2007

La noche es nuestra comienza con una fotografías en blanco y negro de los policías de Brooklyn a finales de los ochenta, esas tomas congeladas en plena faena dan paso a una secuencia erótica de Eva Mendes sobre un sofá. Ahí va a oscilar todo el metraje, entre dos mundos, el de la policía, tratado con respeto y conocimiento, y el de la vida alegre, las drogas, los traficantes rusos, sus trapicheos, el club de baile en que trabaja Bobby, un Joaquin Phoenix entregado como siempre. Bobby nada entre dos aguas, es hijo del jefe de policía del distrito, hermano de otro agente -Mark Wahlberg-. Tendrá que decantarse por uno de los dos bandos, así se lo recuerda el padre en la secuencia de la iglesia, con los policías, entre ellos Tony Musante-, otro guiño del director Gray al género, reunidos en torno al hijo descarriado, que finalmente deberá seguir los postulados de la familia. Es curioso como nos puede recordar a la trilogía de Coppola, El Padrino y sus hijos respetaban tanto la institución familiar como los policías de James Gray. 
Lo mejor del film es la autenticidad. las relaciones entre los hermanos, los lazos familiares, la forma de tratarse, las faltas de respeto, los reencuentros, y la fuerza de la sangre. Mediante el dolor se hace la unión. Un hermano visita al otro gravemente herido en el hospital, el padre en el gimnasio recibe la mala nueva, quién de los dos ha sido?  Y una mujer marcada también por el destino, Amada, una portorriqueña con corazón, se ha equivocado de bando, no es la típica mujer fatal del género aunque terminará hablando más de la cuenta. 
Con una visión moralista por parte del director, tomas nerviosas y caóticas de Bobby, Jumbo - Danny Hoch- y su cohorte de macarrillas en las fiestas, música de Blondie y David Bowie en la discoteca, y planos sobrios en las reuniones del gremio policial, en la comisaría, o el entierro. Un entierro que dio lugar al guion de Gray,  se le fue ocurriendo la historia tras ver la foto del funeral de un miembro de la policía caído en acto de servicio. 
La fotografía de interiores de Asa Bay de tonos cálidos, intimista, otra vez recuerda el clasicismo de  El Padrino, los planos del Club Caribe nos hacen pensar en el Scarface de de Palma, al Casino de Scorsese, y las persecución y la escena final en la nave donde entregan la droga nos traslada a French Connection, de Friedkin.

Esta noche apretamos el Zippo en el bolsillo….

Salvador Limón, Zacarías Cotán, Raúl Gallego y Chari Medina. 

 

 

































viernes, 15 de diciembre de 2023

404 - Bola de Fuego - Howard Hawks 1941

 Érase una vez un profesor de lengua inglesa, y siete enanitos, todos vivían en un caserón, con una ama de llaves mandona. De pronto en las vidas de estos ratones de biblioteca, enfrascados en completar una enciclopedia, surgió una bola de fuego, una llamarada con flequillo de Cleopatra, una seductora cantante de club que puso patas arriba la rutina de estos peculiares profesores. 

Howard Hawks contó con los cimientos adecuados para esta versión libre del cuento, guion de Billy Wilder y Charles Brackett, la fotografía de Gregg Toland y una pareja memorable, Gary Cooper y Barbara Stanwyck, que ese mismo año brillaban con Capra en “Juan Nadie”, Dana Andrews hace de gánster, y un grupo de actores con vis cómica como Richard Haydn, Oscar Homolka o S Z Sakall, los colegas académicos del profesor Pott. 

En esta lucha entre el conocimiento y el saber, y las malas artes de los delincuentes al servicio del personaje de Andrews, asistimos a las peripecias de unos eruditos que entienden de todo menos del sexo opuesto, y eso que uno de ellos es viudo, siempre recuerda su anemone nemorosa. La flor extiende sus pétalos al sol de nuevo, ahora es una cabaretera con vestido de lentejuelas y mucha desfachatez, que volverá majaras a los maestros. De fondo una subtrama gansteril, el mundo callejero de Sugarpuss, y un número musical magnífico con la orquesta del batería Gene Kruppa y su boogie de la batería.

Esta noche bailamos la conga con la señora Stanwyck…

Salvador Limón, Zacarías Cotán y Raúl Gallego

 

 










































jueves, 30 de noviembre de 2023

403 - Las Diabólicas - Henri-Georges Clouzot 1955

Con las siniestras notas musicales de Georges Von Parys y los cánticos infantiles de los niños del internado, un intertítulo sobre la pantalla una cita de D´Aurevilly:
“Una pintura siempre es lo suficientemente moral cuando es trágica y refleja el horror de las cosas que describe”.   El realizador francés expone los rocambolescos hechos sin filtro, así hizo con los desalmados seres que habitaban en “El Cuervo” o “El salario del miedo”. En este diabólico triángulo formado por dos maestras y un abusador (Vera Clouzot, Simone Signoret y Paul Meurisse) se condimenta el suspense con toques de humor, no olvidemos la chiflada pareja de inquilinos del piso de arriba en la propiedad de Nicole -Signoret-, o el rictus cínico y guasón de Meurisse. 
En un internado, el director comparte pescado echado a perder con su mujer, su amante y todos los demás. Se cuece el delito. Los niños suelen decir la verdad, igual que los borrachos, aquí también tenemos uno en el momento del trayecto del fiambre en la furgoneta. La tensión in crescendo hasta el alucinante final.
Clouzot se sirve de diversos géneros para llevar a la pantalla este relato escrito a dos manos por la pareja Boileau-Narcejac. El costumbrismo de ese instituto con maestros que no tienen donde caerse muertos, y niños internos, entre ellos Johnny Halliday, años antes que encabezara las listas de éxitos en Francia. El cine negro un inspector jubilado -Charles Varnel, y una piscina con verdín, y final de terror gótico, un Paul Meurisse en modo Nosferatu,  una víctima propiciatoria en camisón, y una puerta chirriante, de las que volvían loco a Narciso Ibáñez Serrador.  El director de “El Cuervo” se anticipó varias décadas a muchos clásicos del terror, inspirando Psicosis del mismo Hitchcock. Supo crear una atmósfera enrarecida, sin tiempos muertos, desde que dos mujeres mascullan su plan, hasta esa máquina de escribir con una cuartilla donde leemos el nombre escrito sin ton ni son del señor director, mucho antes que Jack Torrance sacara su hacha a pasear en un hotel aislado, Clouzot espantaba al personal con esta joya del género. 

Esta noche recitamos los verbos irregulares mirando a la piscina sin muerto…

Salvador Limón, Zacarías Cotán, Raúl Gallego y David Velázquez

 

 






































miércoles, 15 de noviembre de 2023

402 - Horizontes de Grandeza - William Wyler 1958

 Dos hombres a puñetazo limpio, vistos a lo lejos, dos figuras insignificantes en la gran llanura, y uno de ellos pregunta a su oponente al fin, de que ha servido la pelea. Son los horizontes de grandeza de William Wyler y Gregory Peck. 

Épica y melodrama en este western atípico de relaciones humanas, ambiciones, y odio, en los confines de la dignidad y la soberbia. Un recién llegado del este, con traje gris y bombín, en las posesiones de Terrell, el intransigente ganadero -Charles Bickford—Es el prometido de su hija -Carroll Baker-y lleva de regalo al futuro suegro dos pistolas de duelo. Varios duelos cerrarán esta historia de muchas aristas, personajes frustrados como el del otro patriarca, Hannassey, estupendo Burl Ives, y el gañán que tiene por hijo -Chuck Connors-. Este western de personajes también nos presenta a una maestra -Jean Simmons-, dueña de tierras también, y la virilidad de un capataz, un fenomenal Heston, que verá desmoronarse sus planes cuando aparezca ese tipo de buenos modales y porte sereno, McKay. 

El rencor entre los dos terratenientes abarca más allá de los confines de esas áridas tierras, y el recién llegado intentará traer cordura a ese mundo inmovilista, adquiriendo las tierras de la maestra, origen del conflicto. 

Otro distintivo del film es la fabulosa música de Jerome Moross, galopa con los caballos en esos planos en technicolor, largos y profundos, con las reses que quieren abrevar en las propiedades de la maestra, con los hombres del cacique que las hostigan, uno de ellos se atreverá a opinar, es feo eso de no dejar beber a los animales, y aún así todos seguirán al viejo hasta el final, hasta el momento en que el mundo antiguo dé paso al nuevo y el capataz y el marinero encuentren su mirada.    

Esta noche cabalgamos hacia Cañón blanco en La gran Evasión…

Salvador Limón, Zacarías Cotán, Raúl Gallego y David Velázquez

 
  





domingo, 29 de octubre de 2023

401- El Nadador - Frank Perry 1968

 Un tipo camina descalzo por los jardines de una zona residencial en el estado de Connecticut. No sabemos de donde ha salido. Solo ataviado con un bañador azul, y una ocurrencia extraña entre ceja y ceja, explorar el condado nadando de piscina en piscina hasta llegar a su casa. 

Frank Perry dirigió este surrealista film basado en un relato de John Cheever, con guion adaptado de su esposa Eleanor Perry. El proyecto tomó altura con el torso apolíneo de Burt Lancaster, un actor maduro y reconocido. Sam Spiegel no quería a Perry, y alguna escena. como la de la amante despechada – Janice Rule-   fue filmada por Sidney Pollack

El vestuario de Neddy se ciñe a una prenda para tapar sus vergüenzas. No podrá taparlo todo, este hombre carga una cruz, una desgracia que asoma a medida que avanza su periplo por los distintos chalets, sus visitas a sus conocidos, sus vecinos alcohólico, aburridos, envidiosos, murmuran sobre quien una vez fue un triunfador. Incluso una pareja de nudistas se pregunta si vendrá a pedirles dinero al verlo aparecer a lo lejos. Este hombre en su madurez no ve la tormenta que se aproxima, y sin embargo, la siente, cada vez tiene más frío, se ha torcido el tobillo y sigue caminando. Se ha propuesto nadar a través de un río de piscinas al que llama Lucinda, el nombre de su mujer, quiere volver a verla, y sus hijas, seguramente le estarán esperando jugando al tenis. No sabemos que puede haber ocurrido en la vida de este playboy venido a menos, así le dice a un compadre de pasadas correrías, “si las mujeres fueran malas para la salud yo estaría en una silla de ruedas”.   Ned aún se siente en forma, por eso intenta besar a su antigua niñera, aquella jovencita ahora mujer, y en una escena algo ridícula intenta correr al mismo ritmo que un corcel, a cámara lenta y con la música de aeropuerto de Marvin Hamlisch. Quizá tantos zooms, difuminados y transiciones al ralentí disgustaron al productor Spiegel.

Esta noche hablamos de un edén en ruinas en La gran Evasión…

Salvador Limón, Zacarías Cotán y Raúl Gallego