Estos salvajes tienen las manos curtidas, arrugas en el rostro, huelen a sudor y alcohol, con el revólver en el cinto y el alma rota, por supuesto que son hombres de otra época. Estos tipos conocen la figura de los buitres, otean a sus perseguidores, a esos cazadores de recompensas que sirven a Harrigan, el maligno representante de la legalidad. Existe una justicia ciega, la camaradería y la unión por la sangre de estos compañeros de fechorías, con un jefe valiente y sereno, Pike, que procura parecer fuerte aunque no pueda con su cuerpo, cuando el golpe al banco es otro fracaso y en las bolsas no hay oro sino arandelas. Dutch admira a su jefe, lo conoce bien, desde el momento que Mapache y sus secuaces deciden quedarse con Ángel, Dutch ya sabe que su jefe volverá a la aldea.
Sam Peckinpah se vacía en Grupo Salvaje, su último cartucho de dinamita es la batalla final, una orgía de sangre entre una banda de héroes sucios y un ejército de mexicanos, insurgentes contra Pancho Villa en plena revolución. En la retina del cinéfilo queda para siempre el ralentí de la muerte explícita, los planos intercalados en secuencias de estructura perfecta, la inicial del atraco, la del ferrocarril, los ojos llorosos de Ángel, primero de desamor, después de pánico, y Warren Oates enloquecido, asido a una ametralladora hasta el final. Pike decide volver a la aldea para llevarse a Ángel, y Lyle responde "¿Por qué no?", la suerte está echada. Los cuatro crean un plano enorme, cada uno porta el arma a su manera, en un ejercicio plástico de simetrías mitológicas, alacranes acorralados por el fuego, pero ellos morirán matando.
Raúl Gallego.
Esta noche en Radiopolis nos bañamos en barricas de vino mexicano....
José Miguel Moreno modera, con Gervi Navío, Raúl Gallego, y nuestro crítico de cine César Bardés.
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Artículo sobre Grupo Salvaje, por César Bardés
La vida es violencia
Sam Peckinpah es uno de los grandes, y Grupo Salvaje es su obra maestra, su testamento, el epítome de su cine, porque aquí está el lirismo y la poesía de Ford, la camaradería y los códigos de amistad entre hombres de Hawks, el fin de la frontera.
Los títulos de crédito de Grupo salvaje son una declaración de lo que es la película, la alternancia de puntos de vista, los atracadores, la emboscada de los cazarecompensas y el grupo de niños que simplemente juegan, un juego macabro e inocente al tiempo: echar a un escorpión a hormigas hambrientas para que lo devoren poco a poco, y luego, prender fuego a las hormigas, esa terrible verdad es la película, la violencia gratuita del tiroteo termina con los niños imitando los disparos con sus manos...La vida carece de valor, de sentido. La muerte marca desde el inicio a los personajes, a todos, con esa explosión final que jamás se había visto, un río de violencia del que la civilización, todos hemos salido, ese tiroteo demente libera de sus demonios al grupo salvaje, los redime, un sacrificio de locura y muerte, lleno de mitología..... Peckinpah utiliza la violencia para ese mensaje, el paseo de Pike, Dutch, Lyle y Tector para ir a rescatar a Ángel de las zarpas de Mapache, está lleno de simbolismo, van a rescatar a un compañero de armas, que no los ha delatado, al que están torturando sin piedad, van a por un amigo, es un camino sin retorno, del que no regresarán, y lo saben, por eso han pasado la noche en el prostíbulo, esa es su despedida, su purificación...sin palabras saben lo que hay que hacer, es la decisión correcta, es el pago por sus pecados...es un acto de justicia y honor en un mundo desalmado.....es Sam Peckinpah en estado puro, coherencia Peckinpahniana, viejos códigos morales que no encajan en el nuevo mundo, cuando tu palabra vale más que nada, cuando no arrugarse y morir con valentía es lo que cuenta, como el nieto de Sykes, el Honor del Guerrero ...
Es fascinante, por eso la violencia moral está tan presente, la del cacique despótico y sanguinario, la del representante del ferrocarril inmisericorde, la de los cazarecompensas que expolian a los muertos y no respetan la vida..... corrompidos por el dinero, el poder....ésa violencia, es mucho más terrible que la violencia explícita, que la sangre o ver cómo los disparos atraviesan los cuerpos....es muy elegante que no muestre la muerte de esos indeseables, que solo oigamos los disparos y veamos al viejo Sykes con los caballos, mientras Deke rumia la muerte de su amigo Pike.....es brillantísimo, grande Peckinpah.
La frase del viejo Don José, es reveladora: "Todos soñamos con volver a la niñez. Aun los peores de nosotros. Quizá sobre todo los peores" Hay está la esencia de la película, todos son pecadores, personajes malvados pero que una vez fueron niños, inocentes. Sam Peckinpah regaló al mundo en 1969 un Western total, ya no se hacen películas así, sencillamente porque ya no hay tipos como Sam Peckinpah, salvajes, libres, amargos...románticos hijos de puta.
Gervasio Navío Flores
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