Ver la vida desde una pecera, los peces no tienen memoria, y aún así da que pensar como sacan a un compañero de fatigas para cocinarlo a la parrilla. Para nuestra memoria queda la última creación donde aparecen juntos todos los Monty Python. Tal como dice la limpiadora del restaurante, la vida es un juego, unas veces se gana y otras se pierde. Los Python volvieron a ganar, y eso que una vez más dividieron opiniones en esta serie de sketches con hilo musical y magníficas coreografías. El grupo de cómicos tuvo la inmortal idea de desentrañar el sentido de la vida, y como no podía ser de forma, el resultado fue el caos más universal, y es que la vida no parece tener ningún sentido. Situaciones de lo más surrealista, las secuencias se suceden, a cual más irreverente, no queda títere con cabeza.La iglesia protestante y la católica, el ejército del imperio británico, los judíos, la sanidad, la educación,la televisión, ni la misma Muerte se salva del pitorreo de cinco británicos y uno nacido en Minneapolis, el excesivo Terry Gilliam.
Terry Jones, la católica madre llama a sus decenas de hijos, a cada uno por su nombre. Todo esperma es sagrado, su marido Michael Palin ha decidido donar a todos a la ciencia, mientras el matrimonio protestante los critica desde la ventana de enfrente, con lo fácil que es ponerse un condón. Insuperable la pareja formada por un flemático Graham Chapman, que moriría pocos años después, y Eric Idle, su reprimida señora. John Cleese, el maestro enseña educación sexual haciendo el amor con su propia esposa en la clase, los alumnos se aburren y preguntan dudas.
Introducida por un corto inicial de Terry Gilliam, Seguros Permanentes Crimson, en este prólogo los viejos contables en su barco piratas se revelan contra los ambiciosos ejecutivos. Y que podemos decir del señor Creosote, mal gusto y libertad creativa explotan y salen a chorro libre de la boca del mórbido comensal, Palin arrima un cubo con la esperanza de recoger algo del vómito, la porquería cae sobre la miseria de los adinerados que tan bien saben guardar las formas. Cuando Terry Jones y Michael Palin escribieron la escena, tenían a Terry Gilliam en mente, acostumbrado a dar vida a personajes grotescos, como el rastafari a quien extraen el hígado sin anestesia. Parece que Gilliam no estaba muy dispuesto a sufrir la tortura del maquillaje y las prótesis, y le cedió el testigo a Jones, que también hizo las labores de dirección.
La película ganó el Premio del Jurado en Cannes, John Cleese, haciendo amigos, refirió que seguramente Orson Welles, que formaba parte del jurado, se sintió identificado con Mr. Creosote.
Del nacimiento y la muerte, de la lujuria, la gula, la avaricia, los pecados, la inteligencia y la falta de prejuicios de unos tipos geniales. Números musicales enormes quedarán para siempre, el de los niños en Yorkshire, o Eric Idle y Terry Jones paseando por la Vía Láctea, haciéndonos ver que somos tan insignificantes como las hojas que caen de un árbol en otoño. Así que mejor no preocuparse y disfrutar del espectáculo.
Raúl Gallego
Intentamos mantener la compostura como peces en un acuario...
José Miguel Moreno, Gervi Navío, Raúl Gallego y la colaboración especial de Sergio Álvarez.
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