"Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos, la edad de la sabiduría, y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación. Todo lo poseíamos, pero no teníamos nada; caminábamos en derechura al cielo y nos extraviábamos por el camino opuesto. En una palabra, aquella época era tan parecida a la actual, que nuestras más notables autoridades insisten en que, tanto en lo que se refiere al bien como al mal, sólo es aceptable la comparación en grado superlativo."
Charles Dickens.
Una historia de dos ciudades, de dos juicios, de dos hombres parecidos en el semblante, uno nihilista y alcohólico, el otro aristócrata e idealista, sus destinos se cruzan, unidos por el amor a una mujer.
Sacrificio y entrega en tiempos convulsos. Los toneles caen del carruaje y se quiebran sobre los suelos de un París hambriento, los desheredados se echan a los adoquines a lamer el líquido, los padres inclinan a sus hijos para que beban vino enfangado, el hambre lleva a la rebelión, la multitud se agolpa ante la Bastilla, los soldados de pronto los apoyan y apuntan al enemigo común, y la rebelión se convierte en Revolución. A partir de ahí palabras como Libertad, Igualdad y Fraternidad irán perdiendo su pureza inicial, corrompidas por la barbarie y la sed de venganza.
Jack Conway, director de estudio y pionero procedente del cine mudo, a la sombra del productor David O´ Selznick, sitúa en imágenes con eficiencia la novela de Charles Dickens, las escenas de la Revolución y la toma de la Bastilla laten con otro pulso, el de la segunda unidad, O´ Selznick contrató a Jacques Tourneur para este menester, el director de La mujer pantera o Retorno al pasado nunca volvería a contar con 3000 extras para rodar.
Un estupendo Basil Rathbone aporta mala leche al Marqués de Evremonde, Edna May Oliver, la sirvienta Prost, personaje importante en la trama y alivio cómico, Blanche Yurka, la tabernera con rostro de cine mudo, ciega por el rencor al haber perdido a toda su familia en manos de los Evremonde, teje su odio desde una silla privilegiada mientras las cabezas van cayendo sobre el canasto. El mejor del plantel es el protagonista Ronald Colman, la expresividad y la complejidad de ese abogado borrachín, un hombre que se siente incómodo en la Iglesia y a sus anchas en la taberna. Verdadera maravilla su encuentro en el cadalso con la costurera condenada a muerte, la conforta y mira a la cuchilla con un temor inaudito, la encantadora joven ya no tiembla, sabe que ambos se van a otro mundo donde el tiempo y los problemas no existen.
Raúl Gallego
Esta noche miramos desde lejos hacia la imponente guillotina que se recorta contra el cielo gris …
José Miguel Moreno, Zacarías Cotán, Gervi Navío y Raúl Gallego.
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