Es preciso que todo cambie”.
El fin de una era, el auge de una clase social y el declive de otra. Tancredi sabe adaptarse a los nuevos tiempos, se mueve bien y sabe dar la mano a quien le conviene. La decadencia de una estirpe, la modernidad acaba con las viejas formas y Fabrizio, el príncipe de Salina asiste aparentemente incólume a las turbulencias del risorgimento en tierras de Sicilia, en 1860 los camisas rojas están entrando en Palermo, tropas de partisanos a las órdenes de Giuseppe Garibaldi, para que triunfe la tricolor, símbolo de la unidad italiana.
Visconti, director de cine, de ópera y de teatro sabe manejar a la perfección a sus actores y actrices, Burt Lancaster y su melancolía, Alain Delon y su ambición, el aprendizaje de Claudia Cardinale, Angélica, la bella hija de Calogero, Paulo Stoppa y su vulgaridad de nuevo rico, pilares principales de una de las mejores adaptaciones literarias que se han llevado al cine. La única novela de Giuseppe Tomasi, príncipe de Lampedusa y duque de Palma di Montechiaro, fue escrita en 1954, solo 9 años antes de su adaptación al cine.
Visconti, comunista y aristócrata, la contradicción en vida, nos deja entrar desde el comienzo en la residencia del Príncipe de Salina, los cortinajes mecidos por el viento, las fachadas gastadas, los bustos semiderruídos, las estatuas parecen conocer el destino de las gentes que pasean por aquellos jardines desde hace siglos. La familia aristocrática reza el rosario con el cura incluido y tienen miedo, se creían la sal de la tierra.
La suntuosidad, la sensualidad de los bailes y el preciosismo de los salones, los tapices, los candelabros, los cuadros, el Technicolor de Giuseppe Rotunno y la orquestación fastuosa de Nino Rota engrandecen las tres horas de metraje que cuentan serenamente el ocaso del leopardo rampante.
El magnifico baile final se extiende más de 40 minutos hasta el amanecer, representa la decadencia, la tristeza de un hombre que ve caer sus lágrimas, el ridículo de una nobleza pagada de si misma. Fabrizio comenta en voz baja que las doncellas solteras parecen monas prontas a encaramarse a las lámparas palaciegas, los matrimonios entre primos no contribuyen a la belleza de la raza, por supuesto.
Raúl Gallego
Esta noche paseamos fantasmales entre las ruinas y le pedimos a nuestra fiel estrella que nos dé una esperanza menos efímera….
José Miguel Moreno, Zacarías Cotán, Rodrigo Ruíz de Villegas, Paco Vallecillo, Raúl Gallego y César Bardés.
Artículo sobre El Gatopardo por César Bardés
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