El Valhalla, gobernado por Odín, el destino final de los elegidos, las Valkirias los guiarán en su merecido descanso, y serán adiestrados para obtener la purificación final. One-Eye mantiene el rictus sereno, no teme a la muerte, por eso vence a sus contricantes incluso atado a un poste, porque el odio lo guía, un odio forjado cada día, cada noche de encierro. El esclavo tuerto sobrevive y su silencio avisa de que su cautiverio está próximo a finalizar, el jefe del clan pagano lo observa a través de los maderos de su jaula. "¿Quién es? De dónde viene?" El niño, su voz, camina al principio detrás de él, a una distancia prudente. "Viene del infierno, del otro lado del océano".
Una niebla densa se cierne sobre las colinas inhóspitas, anochece, se puede sentir el frío que atenaza, la efigie sucia de sangre seca rompe el paisaje, el hombre y la naturaleza frente a frente. El clan de vikingos cristianos también posee referencias del bárbaro errante, le conocen y le temen. Desconcertante como sus sueños de fuego, despiadado como sus captores, brutal, destripa a un infeliz vivo, con sus propias manos, protector ante el crío inseparable, místico al construir el montículo de piedras mas allá de las ciénagas sodomitas.
Es posible que el propio Odín mire a través de One-Eye. Tras una elipsis abismal Winding Refn nos sitúa en un barco rumbo a Tierra Santa, un viaje hipnótico hacia la nada. Ecos de Werner Herzog y su Aguirre, toda la cólera de Dios parece caer sobre estos peregrinos, buscadores de la verdad. El esfuerzo llega a su fin. Los hombres naranja se esconden en cada rincón del laberinto, no hay retorno, queda el sacrificio y la catarsis.
Raúl Gallego
Esta noche en Radiopolis nos sacamos la punta de flecha de la boca para descubrir quien es el colérico tuerto...
José Miguel Moreno, Isabel Moncada, Gervi Navío, Raúl Gallego y Elio Cubiles.
Arrancamos la quinta temporada de la Gran Evasión con brutalidad extrema. Violencia y belleza se dan la mano en la obra de un loco entre los locos, Nicolas Winding Refn, que en 2009 saltaba al primer nivel cinematográfico con Valhalla Rising, una historia misteriosa y atrayente, introspectiva, a rebosar de lirismo, y ferocidad, violencia cruda para sobrevivir en un mundo salvaje, el Siglo X, un esclavo vikingo y un niño que emprenden un viaje hacia el otro lado del mundo.
Nicolas Winding Refn repasa la historia de su cultura, de sus ancestros, del pueblo vikingo, a través de un asfixiante viaje interior, la locura es abordada desde dentro, mostrando el fanatismo religioso, la ambición de los hombres, la ceguera de la búsqueda de fama y fortuna…la violencia es extremadamente explicita, presenciamos una evisceración, destrozar una cabeza con una piedra dejando a la vista los sesos….con un realismo abrumador, marca de la casa, ningún espectador queda indiferente. Pero Refn tiene la maestría de mezclar esa furia primigenia y salvaje con imágenes hermosas y contemplativas, de una hondura dignas de Kurosawa, o primeros planos a lo Sergio Leone, con el rostro curtido por la vida de estos guerreros, y la imponente naturaleza al fondo, abrupta y bella, una historia tan fascinante como hermética.
El protagonista, magnifico Mads Mikkelsen, One-Eye, un esclavo que vive luchando, sobreviviendo, matando para poder llegar al día siguiente, puede ser un trasunto de Odin, le falta el ojo izquierdo, atraviesa penalidades infinitas... hasta llegar al sacrificio final. Un niño es el encargado de su cuidado, Marteen Stevenson, la pureza y la inocencia son los únicos que se acercan al guerrero, hay ternura y misericordia entre el animal y el niño.
La fotografía de Morten Søborg es extraordinaria, el contraste supremo del clima salvaje y el tormento interior de los hombres, te deja sin aliento. Refn presenta a sus héroes en un inicio deslumbrante, aunque, la película, que está estructurada en seis capítulos, luego se para, con el punto de inflexión que supone el encuentro con los Vikingos Cristianos, la entrada de la religión que absorbió su cultura pagana. Con la llegada de esos guerreros de Dios que quieren reconquistar Tierra Santa, Valhalla Rising se vuelve críptica, oscura, espiritual, confusa, llega la niebla y lo envuelve absolutamente todo, pasamos al viaje interior, a la lucha interior, nos embarcamos con el Tuerto y el niño en el Drakkar, llegamos con ellos al otro lado del océano, al infierno o al nuevo mundo.
Todo lo que sucede en tierra es una sobredosis metafísica, no hay respuestas. La belleza es irrefutable, los fogonazos de barbarie, también.
¿Quién es el Tuerto? ¿Es la encarnación del mal, un Dios que convive con los hombres? ¿Quién eligió a quién?
La obra es una mezcla de fantasía, mitología, espiritualidad y violencia física, que no es nada fácil de asimilar pero que, sin duda, te obliga a reflexionar. Es un enigma que no tiene solución, repleta de simbolismo, una parábola infinita que narra cómo llegamos a ser lo que hoy somos…
No es fácil acceder al Valhalla, pero así debe ser.
Gervasio Navío Flores.
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