Chinatown, la obra maestra de Polanski, en 1974 el genio polaco nos atrapaba con su visión, con su homenaje al cine negro clásico, a la literatura negra, a esos detectives que husmean en asuntos turbios jugándose las narices. Chinatown es una obra desoladora, una película con el alma negra, perversa como Polanski, sombría como la luz de Alonzo, inquietante como la sonrisa de Jack Nicholson, cavernosa y oscura como la voz de John Huston y hermosa, irresistible y peligrosa como Faye Dunaway...Robert Towne hace un trabajo de guion perfecto, un minucioso engranaje que nos mantiene atentos, clavados en la butaca, siguiendo al señor Gittes por los Ángeles, nos convertimos en su mirada, enorme acierto de Polanski, estar tan desconcertados como él, descubrimos lo que él descubre, y recibimos los mismos golpes, nos quedamos igual de conmocionados.
Chinatown, un estudio sobre el poder, los canallas que disfrutan de sus vidas de lujo a costa de especular, de comprar y vender conciencias. La hipocresía del sueño americano sale a flote, como las inmundicias, es una crónica fabulosa, realizada con un dominio y un conocimiento del cine exquisitos, el personaje de Nicholson, J.J. Gittes, ese detective insensible y cínico no es más que un redomado romántico, otro de tantos. El amor de Cross por su hija nos deja helados, la ciudad de los Ángeles en pleno años treinta es la testigo de la vileza de los hombres....un aroma a literatura y cine, (Chandler, Hammett, Thompson, Cain....Hawks, Bogart, Lang)….esa niebla nos envuelve al terminar la historia, te deja tan aturdido como la banda sonora de Jerry Goldsmith, que ahonda en esa melancolía, una trompeta delicada y elegante recorre ese mundo lleno de riqueza material, pero dónde las personas, el amor, no cuenta, un mundo con la sombra del destino al acecho, la presencia constante del pasado, ese pasado que nos persigue, que no podemos olvidar, como Gittes, como Cross, como la señora Mulwray….en fin, Chinatown es una obra maestra llena de amargura y extremadamente bella.
Todo un clásico del cine negro moderno, todo un drama psicológico, oscuro y misterioso, tragedia, traición, corrupción, sordidez, muerte, el amor queda justo en medio. La película fue un gran triunfo para Roman Polanski, quizás el más grande de su carrera, pero sin el productor, Robert Evans no tendríamos Chinatown tal y como la conocemos.
La banda sonora de Jerry Goldsmith es sensible, triste y amarga como la película. La mirada de Polanski es también amarga, desoladora y sombría aunque estemos bajo el sol de los Ángeles, nos muestra cosas horribles expuestas con una belleza extrema, esa es una de sus virtudes, sabe destapar lo más terrible del alma humana, a través de imágenes hermosas, aquí viajamos a ese infierno, una tierra sin agua, sin sentimientos...una bofetada de ponzoñoso amor.
Desde la desértica torre de Radiopolis husmeamos en los trapos sucios de la ciudad, intentamos que la corrupción no compre el futuro, aunque el barrio chino lo engulle todo y el pasado nuca, nunca se olvida, no se puede escapar de él...
José Miguel Moreno, Isabel Moncada, Raúl Gallego, Gervi Navío y con las narices hinchadas de cine, nuestro crítico, César Bardés.
Gervasio Navío Flores.
Artículo sobre Chinatown, por César Bardés
DALE AL PLAY Y ESCUCHA LA GRAN EVASIÓN
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