Los personajes de la películas de Chantal Akerman se enfrentan a algo irrefrenable, delicado, secreto, cada vez más esquivo. La sensibilidad de la autora belga se niega a seguir una forma unívoca de entender el mundo. Una escenografía de atmósferas, pulsiones, reflejos, lugares repetidos
En Noche y Día nos cuenta un relato sencillo sobre un triángulo amoroso.
Todo gira en torno a Julie. Ella prefiere vivir despierta, pasar las horas
muertas en la cama con Jack, deambular por París, hacer el amor con
Joseph en la habitación de un hotel. Akerman da la vuelta al romanticismo de
Truffaut en Jules et Jim, otorgando la narración en off a una mujer. Deudora
del japonés Ozu, su cine incide en la posibilidad de descubrir el ritmo de la
vida desde la individualidad. Mediante frases hechas, rutinas domésticas, ruido
de coches, luces nocturnas, túneles interminables, ventanas entreabiertas,
fuentes iluminadas, Akerman convierte lo banal en arte. La mirada distinta de
una cineasta que se detiene ante el fluir de los días, sus instantes de quietud,
sus juegos de luces. La sonrisa ingenua y alegre de Julie ocupa el centro de la
pantalla, traspasa el umbral y sale a pasear, vulnerable y fuerte al mismo
tiempo.
Raúl Gallego.
En el programa de hoy tenemos una cita nocturna al lado de una fuente parisina,
José Miguel Moreno a la dirección, Raúl Gallego, Mamen Torres, Helio Salas, y la directora de cine y guionista Ana M. Ruiz.
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