Weir no dudó en llevarse de crucero unos años antes de realizar la película al propio director de fotografía y al productor en el Endeavour, reproducción de la nave en la que el capitán Cook circunnavegó Nueva Zelanda y parte de las costas australianas, un barco similar a los que cruzaban los mares en las épocas napoleónicas, para que miembros del equipo y él mismo sintieran algo parecido a las experiencias de Jack Aubrey sus hombres a principios del siglo XIX.
Fantásticos Russel Crowe, el testarudo capitán del barco, y Paul Bettany, el cirujano Maturin, que ya formaron tándem en "Una mente maravillosa". Ambos personajes se complementan y mantienen una amistad verdadera que los une y fortalece en su travesía por aguas australes. En las cenas con el resto de la tripulación recuerdan al almirante Nelson, y se relajan tocando al violín y el cello bonitas piezas de Boccherini.
Una reconstrucción minuciosa de los detalles naúticos, de los uniformes, y un humor destilado y bravucón nos hace sentirnos miembros de la tripulación por unos instantes. Compartimos la compasión contenida de Jack hacia el jovencísimo guardamarina Blakeney (Mark Pirkis), valiente y noble tras perder su brazo de niño en combate. El intervalo en las Galápagos da un respiro al ritmo trepidante, la historia se calma entre iguanas y cormoranes de alas atrofiadas, que Maturin estudia anticipándose al mismísimo Charles Darwin. Camaradería entre hombres, y el grog que riega las noches estrelladas y
da fuerza a esas almas aventureras ante el océano inmenso. Y el Jonás,
el desafortunado guardamarina Hollom (Lee Ingleby) al que acusan de
gafe, y que nunca supo mantener la disciplina entre los marinos, en su
boca palabras como la fuerza o el respeto quedan vacías de contenido, y
Jack lo sabe.
El Surprise es un microcosmos donde cada uno conoce su misión, el marinero, el cocinero, los guardamarinas, el médico o el propio Jack, que escudriña el horizonte con su catalejo buscando su propia Moby Dick. Gran filme, épico y entretenido, basado en la serie de novelas del
inglés Patrick O´Brian, condensadas en un espléndido guion de Weir y John
Collee. Genial fotografía de Russel Boyd, perfecto sonido, atronador en
las tempestades y batallas, suave cuando el oleaje remite y las jarcias
ondean con el viento, y gran dirección artística de William Sandell.
Raúl Gallego.
Achicando agua, atando cabos, y mirando por el catalejo esta noche cerrada:
José Miguel Moreno, Raúl Gallego, Gervi Navío, Elio Cubiles, y nuestro crítico de cine César Bardés.
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Gran película y muy ameno el coloquio, vaya radiografía de la vida en la mar que hace Weir, espectacular.
ResponderEliminargracias, buena música también de Boccherini y Bach, pelis como esta tienen mucho para comentar.
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