La Gran Evasión

La Gran Evasión

lunes, 7 de octubre de 2024

423 - El Jovencito Frankenstein - Mel Brooks 1974

Burlarse de los monstruos quizá los ahuyenta. Los tronados Mel Brooks y Gene Wilder se rieron hasta de su propia sombra en todo lo que hicieron juntos, de los productores, de los westerns, no podía ser menos en El jovencito Frankenstein. Tanto es así que durante el rodaje tenían que repetir las tomas porque no podían aguantar la risa. Eso sí, uno de los motivos que dan la inmortalidad a esta comedia es el tono tenebroso del blanco y negro de Gerald Hirchsfeld, imitando los modos del original de James Whale, así como el respeto a la esencia del texto de Mary Shelley. Wilder y Brooks recurren a las mitologías de Shelley y la saga fílmica de la Universal, añadiendo de su cosecha una serie de gags memorables. El monstruo interpretado por Peter Boyle inspira compasión como el de Boris Karloff. Wilder escribió el libreto original de la comedia, y Mel Brooks se enteró del proyecto durante el rodaje de “Blazing Saddles”. 

Entre la sonrisa y la carcajada se pasa en un instante la obra de Mel Brooks más recordada por la crítica. Debe ser irresistible mirar fijamente a Igor, ni el propio Gene Wilder podrá con Marty Feldman haciéndole ojitos desencajados. En una de las alucinantes escenas iniciales, el doctor imparte una clase magistral sobre el sistema nervioso y sus respuestas reflejas, utiliza como conejillo de indias a un señor escuálido ante la mirada atenta de su alumnado. El cirujano que renegaba del estigma de su abuelo, el mismísimo Barón de Frankenstein, viaja a las tierras de Transilvania al heredar su castillo. Recién llegado a la estación, le recibe Igor, él podría arreglar esa joroba tan incómoda. ¿Joroba? ¿Qué joroba? Mejor cambiemos de tema. Esa joroba es reversible, cambia de lado según el momento. 

Con un reparto tocado por la gracia, aparte del gran Gene Wilder y los ojos saltones de Marty Feldman, una divertidísima e inocente Teri Garr, la asistenta de las buenas aldabas, Cloris Leachman, o Frau Blücher, cuya mera presencia aterroriza a los caballos , el inspector tullido surrealista y jugador de dardos interpretado por Kenneth Mars, o Madeline Kahn, la novia del doctor que conocerá los atributos secretos de la criatura y lucirá los peinados de la mismísima novia de Frankenstein. 

Esta noche bailamos claqué con el doctor y su creación…

Salvador Limón, Raúl Gallego, Zacarías Cotán, Chari Medina y David Velázquez




























































domingo, 22 de septiembre de 2024

422 - Tigre y Dragón - Ang Lee 2000

La renuncia y la mortificación pueden enmarcarse en un cuadro oriental de enorme belleza. En los templos, los palacios de Pekín, el desierto de Gobi o los bosques de bambú levitan, luchan y se aman las leyendas mágicas de Tigre y Dragón, ideadas por el escritor chino Wang Du Lu en uno de los cinco libros de su pentalogía de hierro. 

Espiritualidad, tradición, taoísmo y mitologías de la China soñada por el taiwanés Ang Lee. Lee transgrede el género Wuxia tradicional situando en el centro a tres mujeres fascinantes, Shu Lien -Michelle Yeoh-, la experta en artes marciales, la joven rebelde Jen -Zhang Ziyi-, una muchacha valiente y guerrera, capaz de lo que sea por recuperar su peine de jade y su espada mágica, y la zorra de Jade, la mentora de las sombras interpretada con grandeza por Cheng Pei Pei. El peso del film lo llevan estas heroínas. La presencia de estas mujeres aporta emociones más fuertes que la mera violencia de un film clásico de artes marciales. Con alguna salvedad, la zorra de Jade no entiende de sentimentalismos y, en una de las primeras peleas le clava en medio de la frente un cuchillo de cuerno de ciervo a un inspector de policía. Esas peleas de artes marciales coreografiadas por el especialista Yuen Wo-Ping, impresionaron al público en su primera proyección en Cannes, los contrincantes flotaban sobre los tejados del palacio, sobre los árboles de bambú, volaban como los personajes de Bola de Dragón. Aplaudían en las salas con júbilo mientras Jen y Jade Fox se elevaban en la noche, o el maestro Li Mu Bai – Chow Yun-Fat- animaba a la taimada ladrona de su espada a ser su discípula. Desde una perspectiva occidental Lee conectó con el gran público, reinventó el género Wuxia con una narrativa lineal y un flashback a la mitad del film que ralentiza el ritmo y desvela la historia de amor de los dos jóvenes, el ritual de acercamiento y distancia del tigre agazapado y el dragón escondido.

En este melodrama de rojos manchúes, nubes inmensas y verdes montañas, la otra pareja, Li Mu Bai y Shi Lien, se juran amor eterno, el amor más intenso y doliente, el no consumado. Mu Bai afirma que lo tangible no es permanente. Del mismo modo que en “El banquete de boda”, “Sentido y Sensibilidad”, “La tormenta de hielo”, “La vida de Pi” o cualquiera de sus películas, la renuncia, la represión de los sentimientos, y la falta de entendimiento lastran la existencia de mayores y jóvenes. 

Esta noche entramos en el templo para conocer el camino del Wudang...

Chari Medina, Salvador Limón, Raúl Gallego y Zacarías Cotán 













































sábado, 31 de agosto de 2024

421 - Con los ojos cerrados - Richard Brooks 1969

 El matrimonio protagonista, el de Mary – Jean Simmons y Fred -John Forsythe- hace aguas, se está derrumbando. Tienen una hija adolescente, que en uno de los diversos flashbacks que conforman el film pregunta a la madre porqué todos los cuentos acaban después de casarse. ¿Y después qué pasa?

Brooks, director y guionista, en este proyecto personal parece ofrecernos un capítulo de su propia vida, de su amor a Jean Simmons, que aparte de ser la actriz principal era su esposa. A Jean le costó mucho interpretarse a sí misma, una mujer adicta al alcohol y a las pastillas con un intento de suicidio camuflado. Le ayudó mucho en los parones del rodaje su amiga Theresa Wright, su madre en la película, una madre que no la apoya, es la suegra perfecta del marido paternalista, todas las decisiones de su hija le parecen fallidas y más que ninguna su impulsiva escapada a Las Bahamas. Cambiar el plomizo Denver por el sol de Nassau y olvidarse de todo, o quizá recordar más que nunca. Ver a su hija pequeña en la niña que construye un castillo de arena, encontrar en el avión a su amiga de la universidad (Shirley Jones), que mantiene una relación con un hombre casado con otra, toparse con una pareja de novios enamorados que parecen flotar sobre las olas. Ella dejó de flotar hace tiempo, y buscó levitar con fármacos y Smirnoff. Mary esconde el alcohol en cualquier sitio, en una bota, hasta en la cisterna, y tiene siempre a mano el espray para disimular el olor a aguardiente. Hasta que el derrape sea de órdago, la borrachera termine en la comisaría, denunciada y agarrando la mano del marido a través de los barrotes. 

La vida real no era como en las películas de Hollywood, la llama eterna unía a Spencer Tracy a Katherine Hepburn, a Ingrid Bergman y a Bogart, solo en el celuloide. Después la película termina y el llanto es real, las mañanas se repiten, ya no hay más lunas de miel, los desayunos con resaca, la ama de casa en bata no aprecia el American way of life, su marido es un abogado bien remunerado. Mary tiene hasta sirvienta –Nanette Fabray- su confidente, la única que parece entenderle. 

“Si en estos momentos no estuviéramos casados y fueras libre, ¿te casarías otra vez conmigo?” Ella al fin es la más valiente, él no responde, mira hacia abajo. Y llega el final, no es tan feliz como decían, sin fuegos artificiales ni grandes fastos, el pastel de aniversario ya quedó en el cubo de la basura.

Esta noche observamos a una mujer beber vodka en un frasco de perfume…

Salvador Limón, Raúl Gallego y Zacarías Cotán 









































martes, 20 de agosto de 2024

420 - En un Lugar Solitario . Nicholas Ray 1950

 Dixon, un guionista amargado, bebe ginebra con soda y no suele ver las películas que escribe. Irascible, al borde del precipicio, sus ojos demacrados se reflejan en el retrovisor, ya en la primera escena quiere partirle la cara a un tipo al volante, es su carta de presentación en este noir esplendido realizado por Nicholas Ray. 

Destila magia a borbotones la atracción entre dos almas vecinas de soledad, Humphrey Bogart y Gloria Grahame. El guionista tiene una invitada que su vecina mira de reojo, en pocas horas será sospechoso de su asesinato. Dixon -Bogart- no aprecia en absoluto la novelucha que relata la pobre chica del guardarropa que morirá después, se la cuenta en su apartamento porque así le ahorra tener que leerla. En el film real a Nicholas Ray tampoco le convencía la obra original de Dorothy Hugues, en la que Dixon si era un asesino, en lugar de un tipo violento y bebedor que no sabe controlarse, y contó con Andrew Solt para adaptarla. Otro paralelismo entre la ficción y la realidad estriba en que Ray y Gloria Graham eran pareja y estaban al borde de la ruptura, y por supuesto las semejanzas del protagonista con el propio Bogart.

El caso sin resolver de la chica asesinada sirve como pretexto para el interés real del film, la atracción entre Laurel y Dixon. Quizá el último refugio del lobo, esa mujer de ojos somnolientos que ríe mientras sueña y sufre en la vigilia, que le mira desde la ventana contigua y es capaz de decir en una comisaría con policías por medio que el sospechoso le parece un hombre atractivo. 

"Nací cuando ella me besó, morí el día que me abandonó, y viví el tiempo que me amó", la frase que ha escrito Dix y no sabe donde colocar, le pide su opinión a Laurel y ella le sugiere que la utilice de nota de despedida. 

En un lugar solitario es uno de los grandes films de cine negro sobre un romance y sobre el propio cine, a la altura de otros dos tan buenos como El crepúsculo de los dioses -Wilder- o Barton Fink de los Coen, más descarnado y cínico si cabe, no podía ser de otra forma siendo obra del director de “Los amantes de la noche” o “La casa en la sombra”, o “Más poderoso que la vida”. 

Esta noche intentamos no sospechar del guionista…

Salvador Limón, Raul Gallego y Zacarías Cotán






































miércoles, 31 de julio de 2024

419 - El Laberinto del Fauno - Guillermo Del Toro 2006

 Hace mucho tiempo, mucho tiempo, en el reino subterráneo, vivía una princesa que soñaba con el mundo de los humanos, un mundo más accesible, con un padre al lado y una madre siempre alegre. Soñaba con un mundo sin sapos que vomitan su bilis, sin cíclopes que devoran a sus cercanos, sin tenazas que cortan la piel ni guantes negros.

Guillermo Del Toro sabe sacar lo mejor de su equipo de actores, todos españoles, Sergi López, Maribel Verdú, Ariadna Gil, Álex Angulo, Manolo Solo, y la niña Ivana Baquero. Recrea un momento histórico posterior a la guerra civil en el norte de España, cerca de la frontera con Francia, guerrilleros rebeldes aún resisten en las montañas, con la guerra ya perdida. En este ambiente hostil una adolescente corre tras un insecto alado que la llevará al umbral de un mundo fantástico, es una Alicia buscando las maravillas que la alejen de lo que está viendo, del capitán, de los tiros, de una madre que ya no juega con ella como antes. 

Esta potente producción fluctúa entre dos esferas conectadas por la fantasía de Ofelia, una niña enfrascada en sus cuentos de hadas, faunos y mandrágoras. No le interesa el vestido que le acaba de regalar su madre, tampoco los zapatos de charol, ella quiere escapar y encontrar el laberinto del fauno. Y aunque parezca ajena al mundo real, no es así, se da cuenta de la conexión entre el médico y la criada, porque no es soberbia, no se cree por encima de los que trabajan a su cargo. No es como ese déspota que nunca será su padre, el Capitán Vidal, un villano magistralmente interpretado por Sergi López. 

Esta noche probamos la fruta del hombre pálido…

Salvador Limón, Raúl Gallego y Zacarías Cotán




































sábado, 20 de julio de 2024

418 - El amor llamó dos veces - George Stevens 1943

 George Stevens demuestra su saber hacer en esta deliciosa comedia, con un ritmo más pausado que el de Hawks o Capra, La chica soltera vive sola en tiempos de guerra, la segunda guerra mundial amenaza el mundo al otro lado del océano, y Connie -Jean Arthur- ofrece su piso en tiempo de escasez de viviendas en las ciudades norteamericanas. Tiempos de zozobra en los que todos deben arrimar el hombro y salir adelante. Y allí llega el señor Dingle, un sensacional Charles Coburn, y adopta su frase favorita del almirante Farragut, héroe de otra guerra, la de secesión:       

“¡Malditos torpedos! ¡Avanzad a toda velocidad!” Curiosamente el propio Frankin D Roosevelt apelaría a esa frase en discursos arengando a los oficiales de la marina tras el ataque a Pearl Harbour. 

En esta encantadora comedia todos los instrumentos están perfectamente afinados. La narración bien hilada, McCrea, Arthur y Coburn se mueven como peces en el agua en ese apartamento que conocemos desde que la metódica mujer entregue al nuevo inquilino un horario imposible de cumplir. 

Tetlaff filma los devaneos y los desencuentros, los planos frontales en los ventanas con cada habitante del apartamento en su habitación. O el travelling memorable del paseo nocturno de la pareja , Joe manosea a Connie sin freno y a ella parece no importarle, la intimidad entre Jean Arthur y Joel McCrea traspasa la pantalla, y el prometido del tupé falso se queda esperando en el salón de baile.  Todo gracias al casamentero señor Dingle, no tiene prisa y se ríe de casi todo, sabe que una mujer joven que escribe un diario pertenece al grupo de personas que tienen suficiente tiempo para hacerlo, y claro está, la vida es mejor vivirla que escribirla. 

Esta noche cantamos la canción de los torpedos con el señor Dingle…

Salvador Limón, Zacarías Cotán y Raúl Gallego. 

 
 





































lunes, 8 de julio de 2024

417 - Tesis - Alejandro Amenábar 1996

 Ana Torrent sostiene la Tesis de Amenábar, acompañada por un principiante Fele Martínez, el estudiante solitario y cinéfilo, y Eduardo Noriega, el pijo atractivo y psicópata. 

En el primer largo de Amenábar con guion escrito mano a mano con Mateo Gil, Ángela prepara su tesis doctoral sobre la violencia en el mundo audiovisual. El rechazo y atracción que pueda ejercer sobre la estudiante, ya en la primera secuencia al apearse del metro no podrá evitar mirar al suicida partido en dos. Amenábar parte de esa premisa para su thriller situado en la Facultad de Ciencias de la Información donde él mismo estudió, con algo más de veinte años impactó al público en los 90, muy poco antes que llegara la revolución digital, aún no existían los móviles  ni internet. Hoy, a un clic del ratón uno puede acceder a cualquier tipo de imagen, linchamientos, torturas reales, decapitaciones, esa violencia es la que duele ver, la del cine es falsa, y en aquellos 90 no era tan fácil acceder a ella, la recuerdo en las primeras páginas del Interviú, y en algunas películas morbosas como “Rostros de Muerte”, cintas en VHS como las que colecciona Chema. 

La cámara se mueve con fluidez tras los movimientos de esa comunidad universitaria de profesores y estudiantes. Un guion algo ingenuo, con carreritas por los pasillos que bordean el ridículo entre la chica y el pijo, de pronto el depredador perseguido persigue a la presa, de pronto el jovenzuelo Chema en un túnel subterráneo guarda la compostura cuando se apaga la luz, más templado que Harry el Sucio en los suburbios de San Francisco.

El mismo Amenábar declara que este film agasajado en los Goya con varios premios fue producto de la ignorancia, impulsado por su profesor de la Universidad José Luis Cuerda, que forma parte del equipo educativo en la película también, Amenábar era un talento con muchas ideas, en posteriores películas se tomará más tiempo para trabajar mucho mas parcelas como la factura del argumento o  el diseño de producción  (Los otros, Mar adentro, Mientras dure la guerra…).

Esta noche sostenemos la mirada de Ángela a través de una Sony XT-500…

Salvador Limón, Zacarías Cotán, Raúl Gallego y Chari Medina. 

 
 
































jueves, 20 de junio de 2024

416 - Amores Perros - González Iñarritu 2000

 Hay amores que matan, amores caninos, a perros de pelea, perros callejeros, perros de compañía. Algunos perros apestan más que otros, igual que los seres humanos, que les hacen enfrentarse a dentelladas hasta la muerte, les deja morir bajo el parqué barato de un apartamento, también hay sicarios que salvan la vida de perros malheridos. 

Tres historias conectadas por un accidente mortal inician la trilogía de Iñárritu, completada con “21 gramos” y “Babel”.  El sucio dinero conecta las miserias de estas gentes que pueblan los barrios de México DF, la confluencia de sus peripecias rodeadas por la violencia. Suciedad, sangre derramada, uñas negras, el desorden de la casa del antiguo guerrillero, las peleas clandestinas de perros, a través de las imágenes brumosas de Rodrigo Prieto. Gentes de diferentes estratos sociales, los habitantes del lumpen que sobreviven día a día, la modelo televisiva de piernas largas y mohínes pijos, o el Chivo, el misterioso mendigo rodeado de chuchos, que camina recogiendo lo que la gente tira, sin hacerse notar. 

Con un dinámico guion de Guillermo Arriaga y la música, importante en la obra de Iñarritu, compuesta por Gustavo Santaolalla, con canciones añadidas como la lucha de gigantes, original de Nacha Pop, que suena en una de las secuencias más recordadas de un film intenso. Octavio y Susana hacen el amor en secreto, el placer adúltero mientras apalizan al hermano abusador, paliza instigada por el que observa su reflejo en el espejo y se pregunta si es Caín o Abel. 

Esta noche curamos las heridas de un perro adiestrado para matar...

Salvador Limón, Zacarías Cotán, Raúl Gallego y Chari Medina

 
 


































lunes, 3 de junio de 2024

415 - Los Amantes de Montparnasse - Jacques Becker 1958

 Jacques Becker aceptó rodar los últimos días de la vida del pintor Amedeo Modigliani. Inicialmente lo iba a hacer Max Ophüls, que enfermó, muriendo poco después. También fallecerá dos años después el protagonista, Gerard Philippe da vida con autenticidad al artista autodestructivo, y aureolado de féminas, y el mismo Becker dejará este mundo tras finalizar su ora maestra “La evasión”, en 1960. De manera que esta película es tan maldita como su protagonista, el pintor de Livorno, un hombre inclasificable y sin control, sus retratos inconfundibles, estilizados, sin pupilas, no fueron valorados en su tiempo. Jacques Becker sabe transmitir la duda angustiosa del pintor, su miedo al vacío, junto al Sena tira los billetes al río, y le pide a su Jeanne, su esposa, que le abandone, que se libere. 

Becker se asoma al abismo del artista, su capacidad de observar el alma de los personajes y la lírica de muchas secuencias, la labor del camarógrafo habitual de Ophüls, Christian Matras, con los movimientos de cámara gráciles, sin cortar la toma. De pronto vemos lo que parece un plano cenital de un salón de baile, la cámara oscila y comprobamos que es un espejo en el techo. El jazz de entreguerras suena en el café, la humareda del tabaco, y Beatriz -Lili Palmer- aspira la nicotina en su boquilla y ofrece unas aceitunas a su dipsómano compañero. Su amante, escritora, Modi la golpea con saña, hasta el punto de hacerle perder el sentido, una mujer culta, bebedora, parece mirar a su amante a través de una lente, con despego y cierto masoquismo, consciente del destino fatal que les espera. Anouk Aimée otorga su elegante belleza a la joven mujer de “Modi”, Jeanne Herbulene, también artista, a la que conoce en una academia de pintura, en la que ambos se dibujan a sí mismos en lugar de al modelo.

Modigliani, díscolo y locuaz, bestia y sensible. Tantos contarán de la tuberculosis que te consumió, de la absenta y el vino que gangrenaron tus nervios. Los padres de tu amada la encerrarán para que no huya contigo, para que no se hunda en tu abismo. 

Esta noche vendemos bocetos a cinco francos en los bares…

Salvador Limón, Zacarías Cotán, Raúl Gallego. 

 

 





















jueves, 16 de mayo de 2024

414 - Plan Diabólico - John Frankenheimer 1966

 Resetear una vida más allá de la cincuentena es una oferta suculenta, disponer de una segunda oportunidad. Para un tipo reservado y hastiado de una vida monótona, trabaja en un banco, casado con una mujer con la que ya solo conversa y acompaña en las comidas. El señor Hamilton -John Randolph- acudirá a la cita, caerá en las fauces de la corporación, no puede evitar volver a leer el trozo de papel que le han entregado, la dirección, la llamada nocturna de un amigo de la universidad que creía muerto…

La puesta en escena hipnótica y kafkiana, la asombrosa factura técnica del maestro James Wong Howe. En la secuencia inicial la cámara sujeta al pecho del actor con arneses, vemos media cara y caminamos tras el infausto ciudadano, el uso del ojo de pez, los ángulos inclinados, la profundidad de campo, la lente distorsiona las paredes, los techos, y nos engulle una sensación plomiza y febril. 

Un hombre solo entra en una tintorería con dos personajes insólitos que no responden a sus preguntas, y un posterior matadero, metáfora de donde se está metiendo. 

Un mundo de renacidos. Al señor mediocre se le garantiza un nuevo perfil, una vida intensa, y un rostro como el de Rock Hudson, ¿qué más se puede pedir? Y, sin embargo, no funciona la quimera, es imposible olvidar los recuerdos, renunciar a la identidad de uno mismo, que, aunque se sintiera bastante infeliz, al fin y al cabo llevaba una vida sin sobresaltos, veraneaba con su mujer y su canoa, veía a su hija de vez en cuando, todo eso quedo en nada. En uno de los encadenados momentos siniestros del film, el anciano directivo de la empresa -Will Geer - espeta al señor indeciso: “Su vida anterior no era nada”.  

Un pintor atractivo que acude a fiestas y vive en una casa junto a las playas de Malibú. ¿Hasta qué punto el cambio radical de aspecto puede borrar el pasado, los recuerdos, la esencia del mismo ser?

Frankenheimer en un principio quería a Kirk Douglas, después a Lawrence Olivier, desdoblándose en el papel del protagonista, finalmente aceptó la idea de que fueran dos actores diferentes para cada etapa, dos trabajos excelentes lo de ambos, John Randolph y Rock Hudson. En una de las escenas claves del film el hombre con el rostro transformado por la cirugía irá a visitar a su esposa, allí contemplará su vida incompleta, su destino enterrado para siempre. 

Esta noche soñamos con una llamada que nunca llega en la sala de espera…

Zacarías Cotán, Salvador Limón y Raúl Gallego

 
  





























lunes, 29 de abril de 2024

413 - Zombi - George A Romero 1978

Cuando no hay más sitio en el infierno, los muertos vuelven a la tierra. 
Los zombis de Romero andan lentamente, sus cerebros corrompidos regresan al centro comercial, les sigue tranquilizando sentirse rodeados de víveres, y eso que son fiambres, caminan torpes, bajan por las escaleras mecánicas y caen unos sobre otros, y se levantan de nuevo. 
Si Romero revolucionó el terror con La noche de los muertos vivientes en el 68, una década más tarde lo volvería a hacer con este nuevo amanecer de los muertos, en color. En esta segunda entrega de su saga moribunda la acción ya no transcurre en un caserón en medio del campo, ahora el pequeño grupo de cuatro supervivientes se refugia en un centro comercial. Los cadáveres macilentos caminan desperdigados por el parking, su cometido es entrar en esos almacenes, parecen recordar su vida anterior, les relaja pasear por las galerías. Quizá somos muertos vivientes ya, en nuestro día a día, detrás de un carrito, repetimos los mismos rituales, estamos programados por el consumismo. Los medios de comunicación no meten miedo cada día. Hay que cerrar las verjas, las ventanas a cal y canto, ¿y de quién nos protegemos realmente?.
Romero se asoció con otro especialista del género para distribuir el film en Europa. Darío Argento, que además propuso a la banda Goblin para la magnífica banda sonora, con inconfundibles sintetizadores y líneas de bajo.
Dos agentes del orden  y una pareja unen las fuerzas que les quedan en unos grandes almacenes. Un cretino, una mujer fuerte, un tipo con los pies en el suelo, y un bromista. Heterogéneo grupo en alerta constante, el mundo tal como se conocía ha desaparecido, ahora está infestado de criaturas ávidas de carne humana. Y por si fuera poco, en el tercer tramo del film una banda de moteros se unirá a la orgía de sangre. Uno de ellos es Tom Savini, el artista del maquillaje responsable de los efectos especiales de machetazos, tripas y mordiscos. Esos motoristas parecen divertirse con la anarquía reinante, hay que darles en la cabeza, reventarles los sesos y si de pronto aparecen otros seres humanos, hacer los mismo con ellos. El mundo ha terminado, es el amanecer de los muertos. 

Esta noche buscamos un centro comercial…

Zacarías Cotán, Salvador Limón y Raúl Gallego

 
 















No he visto el filme «La noche de los muertos vivientes». antecedente directo de «Zombi», también dirigido por George A. Romero, pero por las noticias que tengo, su argumento difiere mínimamente de éste que podemos llamar segunda parte: Un grupo de personas recluidas en un local cerrado y rodeados de «zombies» o muertos vivientes, resucitados que vagan por la tierra vegetativamente, con voluntad propia, lo que los diferencia del auténtico «zombie», caníbales vampirizados y vulnerables tan sólo en la cabeza. «La noche de los muertos vivientes», filmada en blanco y negro, era, según parece, una producción de bajo coste destinada a un mercado reducido. Para la realización de «Zombi» —aunque los elementos argumentales utilizados sean muy parecidos a los del filme anterior— Romero ha encontrado en Darío Argento el soporte básico para dotar a la producción de ciertas ambiciones. Por lo pronto. se hace uso del color. Se utilizan grandes masas de figurantes como intérpretes de los «zombies», al tiempo que se dan, sobre todo al principio, una serie de referencias ambientales sobre el estado de la situación en varias comarcas norteamericanas. Las mismas características del lugar cerrado en el que permanecen los protagonistas —un inmenso supermercado donde hay literalmente de todo— sugiere la altura económica de la producción, que no se tiene que limitar a una planificación corta y efectista sino que puede mover ágilmente la cámara por espacios anchos cuyo poder de contextualización se revela lo suficientemente vigoroso como para hacer verosímil el tratamiento de «fantastique». Ese mismo distanciamiento provocado por la irrealidad de la fábula es la característica principal de un filme que, de no entroncarse directamente en las más puras esencias del género, recibirla un rechazo por parte del espectador como fórmula inaceptable de masoquismo gratuito. Escenas como las de los zombies comiéndose a personas vivas previo despedazamiento invalidan el efecto de choque de aquellas escenas que muestran el exterminio de zombies por parte de los integrantes del grupo a base de disparos en la cabeza, De esta forma, el filme se asegura una clara opción que explotará convenientemente en toda su extensión. La estructura del relato nos advierte de antemano que, a una situación tranquila y remansada, sucede una violenta y que esa misma violencia va en aumento a medida que el filme avanza. La diferencia fundamental de «Zombi» respecto a «La noche de los muertos vivientes» es que en ésta los zombies son abatidos finalmente por las fuerzas del orden, mientras que en la película que comentamos, el final se halla tan oscurecido como el principio. No hay soluciones. Diversos debates televisivos nos dan la clave de que el litigio de diferentes puntos de vista sobre cómo acabar con los zombies, invalida «de facto» el inicio de cualquier acción conjunta para llevar a cabo una determinación. Nos hallamos, pues, acompañando —y nunca mejor que aquí se puede emplear esta palabra— a tres hombres y una mujer para que consigan, al menos, poder seguir viviendo en los grandes almacenes que han «conquistado». El lugar elegido colma con creces las ilusiones del espectador, que se ve solo en un enorme supermercado como dueño de todos sus artículos, y las evoluciones consiguen que el sentido de propiedad del ser humano se instale, al tiempo que el instinto de supervivencia, en la mente del receptor, que rechaza, tan violentamente como los personajes, tanto la invasión de zombies como la de los «ángeles del infierno» motorizados del último rollo que propician la sangrienta eclosión final. 
La ley de las armas, en una repentina actualización de cierta mitología «westerniana», impera en una sociedad destruida por unos zombies que constituyen una fuerza inextinguible: «Cuando el infierno rebose de gente. los muertos caminarán sobre la tierra». convirtiendo la acción bélica de unos francotiradores en un ejército tan inútil como vegetativo. emulando de este modo a los mismos zombies. Y esta parece ser la idea central perseguida por Romero en esta macabra continuación de su tema favorito: El caos engendra violencia y ésta engendra el caos, destrucción y muerte. la cual, al no institucionalizarse como tal, vuelve a la tierra para perpetuar la primera premisa. Todo un circulo vicio-so y cerrado que halla en el filme de Romero un adecuado tratamiento. aunque, para los que no aprecien el distanciamiento del «fantastique». puede suponer un aperitivo explosivo para cualquier comida del día: por ejemplo.

Zacarías Cotán

































viernes, 12 de abril de 2024

412 - Petulia - Richard Lester 1968

 Con una estructura algo caótica avanza Petulia. Narrada con frialdad y dureza, con un humor subyacente, un film difícil sobre una mujer, Petulia – Julie Christie- hermosa, chiflada y perdida, atrapada en una jaula de oro. El doctor Archie - George C Scott-, otro en crisis vital y también cobarde, recién separado de una relación que todos decían perfecta, conocerá a ese espíritu nada libre, a esa chica vestida con colores soleados, la encuentra en el tranvía equivocado. Y a pesar del tono extraño de todo, hay romanticismo, el de las relaciones más recordadas, que son las que no cuajan. Ella le dice, hemos vivido un romance mínimo, no nos hemos contagiado ni un resfriado. 

Petulia coquetea con Archie en un acto de beneficencia a víctimas de accidentes de tráfico, su suegro rico, reparte boletos, símbolo del cinismo y el dinero, Joseph Cotten, el suegro que puede pagar hasta el tiempo de visita en el hospital, y Richard Chamberlain, el niño de papá, con una mente podrida y enfermiza, oculta el sol a una flor tan vulnerable, encerrada en un invernadero a través del que no pasa la luz. Un grupo de señoras en sillas de ruedas con rostros de maniquí, figuras de cera sedentes, desfila mientras Janis Joplin y su banda tocan en directo. Increíble comienzo, el flower power de los sesenta en San Francisco con gente vestida de etiqueta. Lester lo presenta a través de su lente difusa, con un montaje caleidoscópico, una estructura fragmentada, y unos hippies chafarderos, en la secuencia en que la chica ha sufrido la paliza, preguntan que le ha pasado a esa mujer que sacan en camilla.

Cuidada producción de Lester que pasó sin pena ni gloria por los cines, igual que su posterior distopía cómica “La sala de estar con cama”.  El diseño de producción de Dean Tavoularis o la fotografía de Nicolas Roeg aportan categoría al producto final. Con una banda sonora de John Barry integrada, soterrada en el montaje, y cortes psicodélicos de los Grateful Dead  y Janis Joplin y su banda.

Esta noche observamos desde la acera de enfrente a una chica cargando una tuba…

Raúl Gallego, Salvador Limón, Zacarías Cotán y Chari Medina.