La brutalidad, lo esotérico de un mundo conocido y lejano. Uno no puede apartar la vista de ese burro despeñado, de las plañideras de luto, de un cura de gafas oscuras similar al confesor de Satán, o el entierro de un hombre sin ataúd.
Los turístico y lo profundo, la ciudad y el campo, la mitología de la muerte. La cámara se aproxima a la vasija llena de agua, una mujer echa un huevo sobre ella. Una voz en off nos dice, como si fuera lo más natural del mundo:
En la noche de San Juan Bautista, 24 día de Junio, se deja al relente un huevo de gallina negra, el huevo debe quedar quebrado dentro de agua por la mañana, al nacer el sol, iréis a verlo y allí veréis vuestra suerte, y los trabajos que tenéis que pasar en esta vida. Hay quién llega a ver hasta los males del mundo, y entonces, algunas veces, algunos, viéndolos claramente, pueden encontrar el remedio para curarlos."
El toque personal y bizarro del autor nos fascina. La comunión entre el mundos antiguos y nuevos que se disponen en simetrías dispersas. El fuego no tiene frío, el agua no tiene sed, el aire no tiene calor, el pan no tiene hambre, es la plegaria a San Lorenzo. La película se quiso titular "Este país de todos los demonios", tomado de un poema de Gil de Biedma. La pobreza inmemorial, decía Biedma, el misticismo de un aullido de otro tiempo que llama a nuestra puerta.
Raúl Gallego
Nos flagelamos esta noche intentando comprender la visión de un film atípico y genial...
José Miguel Moreno, Paco Vallecillo, Rodrigo Ruiz de Villegas y Raúl Gallego.
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