El sinsentido de la guerra en su máxima expresión, en la batalla más cruenta de la historia según las crónicas. La trituradora de hombres de Stalingrado, una ciudad convertida en un infierno, un pavoroso cuadro de escombros, cadáveres y fuego. El frente oriental se le atragantó a la Wehrmacht. La máquina de matar nazi y su guerra relámpago fueron puestas a prueba en el cerco de Stalingrado. Los sitiadores sitiados a orillas del Volga, el invierno hizo el resto.
Los guerreros se solazan al comienzo del filme en las playas de la Riviera italiana. Un descanso demasiado corto, la música de las olas dará paso al ruido de las máquinas. Los jóvenes soldados beben vino y juegan a las cartas en un tren que los adentra en un túnel sin final. El Cáucaso espera y no hay billete de vuelta. El fuego de los lanzallamas busca soviéticos escondidos en las cloacas de una ciudad arrasada. Un niño ruso prisionero escucha los cánticos de los suyos, no encuentra consuelo, no acepta la comida de sus captores. El teniente Von Witzland tiene principios, su alma prusiana no comulga con el abuso indiscriminado. Hijo de militares, no permitirá que sus hombres sedientos de sexo violen a una mujer convertida en esclava sexual.
Para no volverse loco en el infierno, mejor no pensar. El honor, el valor, esas palabras pierden su esencia cuando un obús parte a tu amigo en dos sobre el hielo.Las cruces de hierro no quitan el hambre ni el frío. Sobrevivir, el objetivo de miles de héroes desechables y abandonados. Carne de cañón, hombres ateridos por el frío inmenso de la tierra rusa y el desprecio hacia la vida de unos mandos corruptos. Dos hombres y una mujer se pierden en el blanco infinito. Sólo queda esperar la beatitud del último aliento. Ya no hay que volver al maldito frente, no más tanques, no más miseria. Al final el blanco más oscuro lo envuelve todo.
Raúl Gallego.
Esta noche comenzamos el programa hablando del documental "Línea de meta", dirigido por nuestra invitada Paola García Costas, y nos adentramos en las ruinas de Stalingrado de la mano de José Miguel Moreno, Raúl Gallego, Mamen Torres, y nuestro crítico de cine desde Madrid César Bardés.
Artículo sobre Stalingrado, por César Bardés
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