La Gran Evasión

La Gran Evasión

miércoles, 27 de julio de 2016

95 - Deseando Amar - Wong Kar-wai 2000

“Él recuerda esa época pasada, como si mirase a través de un cristal cubierto de polvo, el pasado es algo que puede ver, pero no tocar. Y todo cuanto se ve está borroso y confuso.” 

 En el inicio del milenio Kar Wai nos propone una historia de amor entre dos almas pasionales que quieren y no pueden. Las convenciones sociales, el miedo a romper la belleza de lo efímero, la intención de no ser como los otros. Un vals que da vueltas y vueltas alrededor de unos amantes que se bifurcan, pared contra pared. El tiempo congelado en un reloj, los instantes que nunca olvidaremos, el deseo susurrado en las callejuelas del Hong Kong de los sesenta, el encuentro fortuito bajo la leve lluvia nocturna. La señora Chang y su desamor se dirigen al puesto ambulante a comprar la cena, no tiene ánimos para cocinar, el señor Chow enciende otro cigarrillo, camina cabizbajo. Todo cambiará en algún momento, la frustración será un recuerdo brumoso algún día. 
Los objetos en primer termino, las aspas del ventilador, el tictac del reloj, el tono del teléfono, sonidos que nos dicen que el tiempo transcurre indefectiblemente, lo que ocurrió nunca volverá. El hombre y la mujer no quieren sucumbir al deseo creciente, anhelan no estropear la belleza de lo que pudo ser y no fue. 
El estilo sobrecargado de Kar Wai, la fotografía preciosista de Christopher Doyle, la magnífica música envolvente, esos boleros de Nat King Cole que dejan una eterna sed de amor, la cámara delicada, tímida, pudorosa, parece no querer romper la complicidad de dos almas dolientes deseando encontrarse, deseando amar. 

Raúl Gallego.

Esta noche tenemos una cita en la habitación 2046 de Radiópolis para intentar descifrar el torrente visual y la particular forma de narrar de Wong Kar Wai.

 José Luis Moreno a la dirección, Gervi Navío, Raúl Gallego, y Manuel Broullón.




miércoles, 20 de julio de 2016

94 - La Academia de las Musas - José Luis Guerin 2015


Rafaelle Pinto quiere sembrar la duda, llegar al conocimiento de la realidad mediante la poesia de Petrarca, Dante, o Leopardi. El demiurgo en su púlpito propone que las mujeres adopten la posición de musas para regenerar el mundo. Esta controvertida metodología de un profesor de filología italiana en la Universidad de Barcelona es el punto de partida de La academia de las musas.
Del aula y el espacio íntimo del hogar al viaje a a la Arcadia de los pastores sardos con la temperamental Emmanuella, y hasta las puertas del Averno de la Divina Comedia con otra de sus alumnas, Mireia.
 El movimiento y la emoción. A través de un caleidoscopio de reflejos y sombras observamos los rostros, los gestos, la superposición de imágenes, destellos, luces que rompen la intimidad de unos diálogos abrumadores, disquisiciones sobre las mitologías clásicas, el significado del amor, el poder de la palabra. El torbellino de fuerzas contrarias subyace bajo el lenguaje y la pasión mueve a las alumnas a tener posturas encontradas. El cineasta José Luis Guerin se llevó el Giraldillo de Oro del Festival de Cine Europeo de Sevilla, y sorprendió a los espectadores con un filme innovador donde se dan la mano la realidad y la invención, a partir de un guion creado sobre la marcha y unos actores no profesionales que se dejaron el alma en la empresa.

Raúl Gallego.

Esta noche desde Radiópolis tenemos la fortuna de poder contar con el propio José Luis Guerin para charlar sobre la película y su obra en general.

 José Luis Moreno a la dirección, Gervi Navío, Raúl Gallego, y Manuel Broullón.
























jueves, 14 de julio de 2016

93 - Con faldas y a lo loco - Wilder 1959















 

Con faldas y a lo loco o Some like it hot. Hay quien prefiere las faldas, y hay quien ve unos pantalones y se vuelve loco.  Unos prefieren el jazz más marchoso que tan bien toca la banda de la dulce Sue y sus muchachas sincopadas, con la vaporosa Sugar y su ukelele en el centro de las miradas. El contoneo, la inocencia, la tentación es Marilyn. Que se lo digan a Jack Lemmon y a Tony Curtis, dos músicos acostumbrados a pasar penurias, a vender hasta el abrigo para poder pagar el alquiler de un piso en el frío Chicago del 29,  y que decidirán disfrazarse de mujer para escapar de unos gángsters que les pisan los talones por haber sido testigos involuntarios de un ajuste de cuentas.
En esta comedia de enredos y equívocos nada es lo que parece. Josephine y Daphne, Josephine contenida y manipuladora aprieta los labios con distinción, Daphne, más impulsiva, que se lo digan al ricachón Osgood que la espera en un ascensor de Florida. Daphne abre los ojos como platos a medida que su compartimento del tren se va llenando de chavalas en ropa interior. ¡Eres una mujer, Daphne! ¡Eres una mujer!. Del frío de Chicago al calor de Florida. De los gángsters y la ley seca a un hotel con millonario que se va a fijar precisamente en Daphne. Vaya noche de baile, claveles y maracas. ¡Daphne, eres un hombre! ¡Como te vas a casar con este tío forrado si eres un hombre!.
Sugar Kane puede dejar de beber cuando quiera. Cuando los días se hacen largos suele darle un buen trago a la petaca de bourbon. Más de un desengaño se ha quedado enredado en la melena de la rubia platino que canta "I´m through with love", y de pronto aparece Josephine y la besa en los labios, quizá ahí esté el amor, Sugar, más allá de las faldas, del traje de marinero, y de una lancha que funciona marcha atrás.
Billy Wilder consiguió dar forma a la comedia más grande de todos los tiempos para muchos. Con un toque de cine negro auspiciado por el mítico George Raft en el papel de Botines, el jefe de la banda de maleantes. Jack Lemmon, Tony Curtis y sobretodo el volcán de Marilyn se quedaron en nuestras retinas para siempre. Marilyn, casi desnuda en los vaporosos vestidos diseñados por Orry Kelly, Jack Lemmon tocando las maracas al ritmo de La cumparsita, y Tony Curtis, el fino transformista que pasará de elegante señorita de salón a multimillonario especialista en arenques, y muy, muy caradura. Que importa que seas un hombre, Daphne, con aquella bofetada ya te ganaste el cielo. Que más da si Josephine entra en medio de la función y te besa en la boca, Sugar. De eso se trata...I wanna be loved by you, ya lo dijo Marilyn, y además, nadie es perfecto.

Raúl Gallego.

Esta noche nos preparamos unos Manhattan en la litera de arriba...

A la batuta el dulce José Miguel Moreno, al contrabajo el locuelo Raúl Gallego, en el saxo un carnal Gervi Navío, y nuestro crítico estrella al ukelele y la voz desde Madrid, César Bardés, que se nos va a las Canarias de veraneo.


 Artículo sobre Con faldas y a lo loco, por César Bardés



 


jueves, 7 de julio de 2016

92 - Sopa de Ganso - Leo McCarey 1933

En el pequeño estado de Freedonia no hay orden ni concierto, y si el último mandatario dejó mal el país, esperen a ver el siguiente porque romperá el molde. Rufus T. Firefly es el primer ministro más descerebrado y ácrata que puedan conocer. Da la casualidad que una adinerada viuda, la señora Teasdale, representación del poder económico, se encapricha con él y decide ponerlo al timón de la nación. La parodia del poder llevada al extremo y el afán pecuniario por encima de cualquier otra consideración. Un régimen anárquico y chiflado donde declarar la guerra es algo divertido. Por debajo por supuesto el aviso del peligro inminente de los totalitarismos que enseñaban las fauces en Europa.
En Sopa de ganso el primer Marx que aparece en escena es curiosamente el menos gracioso Zeppo, el secretario del estrafalario Rufus, un Groucho desatado que llegará tarde a la ceremonia de bienvenida deslizándose por una barra. Los espectadores de 1933 se quedarían alucinados en los cines con este inicio de una trama surrealista como pocas. Inseparables los espías Chicolini y Pinky, Chico y Harpo, Chico tan pícaro como siempre con su eterno sombrero tirolés. Harpo más animal y embrutecido que en producciones posteriores en que su personaje se suaviza y se vuelve más infantil, Si a todo esto añadimos a Leo McCarey tras la cámara para otorgar el ritmo adecuado y canalizar de forma brillante la locura desbocada de estos tres locos de la risa, la ingenuidad de la viuda, Margaret Dumond, y la pedantería relamida del embajador de Sylvania, un joven Louis Calhern, ya podemos degustar una sopa deliciosa.
Nada tiene lógica en esta sucesión de gags desternillantes y secuencias imperecederas. Esto es la guerra, señores, no importa que el líder dispare a sus propias tropas por error. Si aún no se han cavado las trincheras, cómprelas, le dice Rufus al subordinado. Mientras en las arcas quede dinero, todo es miel sobre hojuelas y santas pascuas.

Raúl Gallego.

 Esta noche de estío nos calzamos el gorro de dormir y el camisón, nos pintamos un bigote de betún y nos fumamos un puro en Radiópolis…

 José Miguel Moreno a la dirección, Raúl Gallego, Gervi Navío, Federico Rodríguez, y nuestro crítico de cine César Bardés



 Artículo sobre Sopa de Ganso, por César Bardés



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